“Hacemos todo lo que no hay que hacer”
Priscila y Nicole, santafesinas de 18 años, tienen el cuerpo en llamas. Acostadas al ras de la arena, pasan la tarde casi sin hablar. Van rotando la posición, como dos antenas siempre orientadas hacia el sol. Llegaron a Pinamar el 29 de diciembre y van a estar hasta fin de mes, pero el color de sus pieles es producto de un trabajo a largo plazo, que incluye cama solar en invierno. “Vamos dos o tres veces por semana, nos gusta estar así de bronceadas”, dicen. ¿Se cuidan la piel? “No mucho, usamos un aceite bronceador para tomar más color”. Sí se protegen los párpados, los labios y el bozo, con protector solar, aunque no con un factor demasiado alto. “Somos un desastre. Hacemos todo lo que no hay que hacer cuando te ponés a tomar sol. Encima a la noche salimos a bailar y siempre llegamos a la playa al mediodía, en la peor hora”, admiten. ¿Y no tienen alguien que les diga que van a estar todas arrugadas cuando sean grandes?, se les pregunta. “Seguro que nuestras mamás están ahora igual que nosotras, tomando sol”, responden. Y no pasa ni un segundo hasta que vuelven a estar horizontales, de cara al sol. Tienen que aprovechar lo que queda del día porque en el horizonte asoman algunas nubes.