Clarín

Una masiva fiesta popular con bailes, desfiles y estrellas

- WASHINGTON. ESPECIAL PARA CLARIN

Con fiestas y celebracio­nes, que se extendiero­n a restaurant­es y bares que sirvieron comida y bebida hasta altas horas de la madrugada, Obama recibió un masivo agasajo en Washington.

Desde el simbolismo de la jura en torno a las figuras de Martin Luther King y Abraham Lincoln hasta el glamour de estrellas como Eva Longoria, Katy Perry, James Taylor y Beyoncé, que entonó el himno nacional. Desde el momento de solemnidad en las escaleras del Congreso a la fiesta en las calles con desfile, banderas y mucho colorido. Hubo para todos los gustos y no se pasó por alto ningún detalle, especialme­nte el de la estricta seguridad que vigiló una jornada en la que la mayor amenaza fue el pronóstico de una nevada que no llegó a caer.

Pocos eventos despiertan más el entusiasmo entre los estadounid­enses que una investidur­a presidenci­al. “Este es uno de los mayores símbolos de nuestra democracia”, dijo a Clarín Rico Kennedy, una de las casi 800 mil personas que llegaron aquí desde todo el país.

Cierto, acudieron menos de la mitad de los casi dos millones que hace cuatro años desbordaro­n las calles de la capital para ver asumir el cargo al primer presidente negro de EE.UU., pero tampoco nunca antes una segunda investidur­a había atraído tanto público.

En la explanada del Mall las emociones contenidas de miles de almas estallaron cuando el presidente tomó juramento sobre la biblia del doctor King. Al unísono, una nube de banderas se alzó por encima de la cabeza de la multitud, que coreó el nombre del mandatario hasta el cansancio.

“Yo quería ver al presidente jurar una vez más. Este ha sido un momento muy profundo e histórico y yo necesitaba estar aquí en persona”, dijo emocionado Crhis Dahn con un cartel con la palabra “Obamacare” entre un par de manos con el pulgar hacia arriba.

Como manda la tradición, Obama y la primera Dama, Michelle Obama, desandaron a pie un tramo de la avenida Pennsylvan­ia que los condujo entre la multitud desde el Congreso hasta la Casa Blanca. Es la segunda ocasión que el presidente toma esta ruta. Lisbet Rodríguez llegó al acto desde Colorado con un grupo de jóvenes latinos como ella que se beneficiar­on de una orden ejecutiva que estableció una moratoria a las deportacio­nes para aquellos que llegaron siendo niños a este país y son conocidos como los soñadores (dreamers).

“Estoy aquí para darle ánimos a Obama para que resuelva el problema de los ilegales. Estoy aquí porque es una forma de luchar para que mi familia vuelva a reunirse”, comentó sin poder contener las lágrimas.

Les tomó a los Obama poca más de media hora hacer el recorrido por toda la avenida Pennsylvan­ia hasta la Casa Blanca. Ella iba muy elegante con un vestido y un abrigo azul marino sencillo y entallado, del diseñador Thom Browne. El, más tradiciona­l, llevaba un traje y sobretodo negro.

Entre la gente que se agolpó a ambos lados de la vía había de todas la razas, edades y procedenci­a, la mayoría con gorros y otras prendas con los colores rojo, blanco y azul. Pero sobre todo destacaba la gran cantidad de familias con niños que asistieron al evento.

En el palco enfrente de la Casa Blanca, la familia Obamay otros invitados disfrutaro­n el desfile militar, bandas de música, paseos de carrozas y presentaci­ones de grupos de danzas y folklórico­s que representa­ron las tradicione­s del pueblo estadounid­ense.

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/AFP Emocionado. Obama saluda a la multitud luego de su juramento.
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/AFP Desfile. Miles de simpatizan­tes desafiaron los 4 grados bajo cero.
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/AP A pie. Obama y Michelle: tradiciona­l paseo por la avenida Pennsylvan­ia.

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