Continúan las acusaciones cruzadas y actúa la Justicia
Nadie se hace cargo del bochorno del domingo. En tanto, la jueza Alejandra Rodenas inició una investigación.
La sensación es que cada uno quiere preservar su quintita. Que ninguna de las partes, al cabo, quiere quedar como el principal responsable del bochorno. La pelota, que quema y mucho, va entonces de una mano a la otra.
Y el día después de la violencia, de la irracionalidad a la máxima expresión, son muy pocos los que asumen culpas. Los dirigentes de ambos clubes, el ministerio de Seguridad de Santa Fe y la empresa organizadora siguen brindando versiones distintas de lo ocurrido el domingo. Lo único alentador es que la Justicia de Rosario ya tomó cartas en el asunto y abrió una investigación para determinar responsabilidades.
El pase de facturas y las recriminaciones cruzadas son monedas corriente por estas horas en Rosario. La suspensión del clásico a partir de los graves incidentes producidos en el estadio de Newell’s entre barras y policías, que dejó como saldo dos heridos de bala, 10 detenidos y un feroz fuego cruzado dentro de las instalaciones del club, disparó una escalada verbal que poco y nada parece ayudar en el deseo unánime que la ciudad recobre la paz y el folclore que perdió hace rato.
Tanto World Eleven, la empresa organizadora, como Norberto Speciale, el presidente de Central, culpan a Newell’s por lo ocurrido. Los dirigentes rojinegros, en tanto, aseguran que el operativo de seguridad no estuvo a la altura de las circunstancias.
Quien primero alzó ayer la voz fue Raúl Lamberto, el ministro de Seguridad de Santa Fe. El funcionario, que presenció los graves incidentes ocurridos en el Coloso del Parque, remarcó que el gobierno provincial garantizó las condiciones de seguridad en el Gigante de Arroyito y que fue Newell’s el que decidió no asistir a la contienda. “A las 18.30 había un solo equipo dispuesto a jugar y no se podía esperar más”, aseguró.
En la misma tónica, Speciale y Rodrigo Bauso, de la firma organizadora, sin asumir ningún error propio, criticaron la postura de Newell’s. “Si hubiese estado cerrado el estadio, no hubiese pasado absolutamente nada”, lanzó el mandatario. “Las garantías para jugar estaban”, dijo Bauso.
A primera hora de la tarde, visiblemente molesta por ser el chivo expiatorio de la historia, la dirigencia de Newell’s convocó a una conferencia de prensa. Allí, el presidente Guillermo Lorente no dejó títere con cabeza. Aseguró que Speciale actuó con un “tremendo grado de irresponsabilidad” y que seis meses atrás “vino a pedirme encarecidamente que suspendiéramos el clásico de invierno porque Central no había conseguido el ascenso como él descontaba”.
También criticó a Lamberto, a quien comparó con “el personaje del indeciso”, por lo dubitativo que se mostró en todo momento una vez ocurridos los incidentes. “Lo desmiento categóricamente: la decisión no la tomó Newell’s, y ratifico que hubo una falla notable con la seguridad armada para el desarrollo de este partido”, sostuvo.
Lorente subrayó además que nadie le dijo que tenía que cerrar el club y admitió que hará una investigación interna para sancionar a aquellos socios que generaron violencia. Sobre el arma que los efectivos policiales encontraron en un baño, dijo que la Policía ingresó al club y que no va a ser la primera vez que se “intenta incriminar a quien no tuvo nada que ver”.
La jueza de Instrucción Alejandra Rodenas, en tanto, brindó ayer detalles de la investigación que está llevando adelante. Admitió su “preocupación” por la decisión que se abran las instalaciones de Newell’s y calificó de “sugestivo” el corte de luz que imposibilitó que las cámaras de seguridad registraran los incidentes.
“Todo aquel que tenga alguna responsabilidad va a tener que declarar. No fue más grave porque tuvimos suerte”, reconoció la magistrada.