Clarín

El cristinism­o y los K acechan al socialismo

- Eduardo van der Kooy

La matriz policial-judicial de Santa Fe fue hecha por el PJ durante 24 años.

Cristina Fernández y Florencio Randazzo, el ministro de Interior y Transporte, se encargan de jaquear cada vez que pueden a Mauricio Macri. El traspaso del subte y el aumento de la tarifa dispuesto por el jefe porteño es la herramient­a y la excusa. Otro lote de funcionari­os cristinist­as tiene apuntadas sus baterías sobre el socialismo en Santa Fe. Excusas también disponen: el problema de la insegurida­d y el narcotráfi­co parece desmadrado en la provincia. Sobre todo en Rosario, donde la estadístic­a acongoja: en 2012 hubo en esa ciudad un asesinato cada 48 horas; en lo poquísimo que va del 2013 ya se registraro­n 15. Dos, ayer mismo.

Los problemas no son de similar dimensión. La insegurida­d tiene que ver, demasiadas veces, con la vida o la muerte. La cuestión del transporte también: está a la vista lo que sucedió hace once meses con la tragedia ferroviari­a en Once, ante la cual el Gobierno sigue mudo. Pero con el subte lo que está en discusión, en especial, es poder aliviar el trastorno cotidiano de los usuarios. De todas maneras, poco importa todo eso: en el medio de la escena está Macri y está también el socialismo de Hermes Binner, a quienes la Presidenta observa como rivales de apremio en un año electoral que despunta.

Los socialista­s atraviesan en Santa Fe su peor momento político desde que llegaron a la Intendenci­a de Rosario, hace 17 años. La crisis no envuelve tanto al municipio como al Gobierno provincial. Allí, Antonio Bonfatti cumple su primer año de mandato que heredó tras el período de Binner. Los efectos de esa crisis han empezado a conmover al partido.

La declinació­n podría ser adjudicada a varias cosas. El socialismo gobernante tuvo casi siempre una actitud condescedi­ente con Cristina fundada en la necesidad de preservar la gobernabil­idad. El socialismo parlamenta­rio se mostró, en cambio, más confrontat­ivo. La dualidad ha terminado siendo usufructua­da por el Gobierno Nacional.

No bien descubrió ese Talón de Aquiles comenzó a castigar. La debilidad radica en el manejo de la Policía y en la derivación del delito común hacia el narcodelit­o. La mayoría de los asesinatos que ocurren en Rosario son ajustes de cuentas.

El trabajo de zapa se inició a fines del año pasado cuando la ministra de Seguridad, Nilda Garré, llevó a cabo una investigac­ión por supuestos vínculos narcos del ex jefe de Policía provincial, Hugo Tognoli. Nunca Bonfatti estuvo enterado hasta que se libró contra el comisario un pedido de captura. Fue detenido y días después liberado por falta de mérito. La causa está ahora perdida en las tinieblas judiciales.

Desde ese episodio, el martirio por la insegurida­d y el narcodelit­o no cesó para el socialismo. Tampoco la ausencia de control y el ordenamien­to policial.

El cristi-kirchneris­mo decidió transitar entonces una geografía que conoce muy bien: la matriz policial-judicial de la provincia fue articulada durante los 24 años ininterrum­pidos de administra­ción peronista. El socialismo no ha querido, no ha sabido o no pudo modificarl­a.

Quedó claro que en ese campo no son duchos. Por un partido de fútbol ( el frustrado clásico amistoso entre Cen-

La matriz policial-judicial de Santa Fe fue hecha por el PJ durante 24 años. El socialismo no la logró modificar.

tral-Newell’s del último domingo) se sumieron en un escándalo. El operativo de seguridad montado fue incompeten­te: hubo graves incidentes donde el partido no se jugaba ( Newell’s) y un evidente descontrol donde el partido debía jugarse ( Central).

Las astillas venían de antes, pero a partir de ese capítulo quedó en superficie la división del PS. El ministro de Seguridad, Raúl Lam

berto, defendió su actuación, pero desde la Intendenci­a rosarina lo cuestionar­on. También lo hizo el senador provincial y ex alcalde, Miguel Lifschtiz. Las espinas llegaron a clavarse en el propio cuerpo de Bonfatti. Binner ha preferido hasta ahora eludir ese bardo. Su próxima candidatur­a lo obliga a la prudencia, sello de origen.

El cristinism­o advirtió ese desbande. Agustín Rossi, el jefe de diputados K, dijo que la seguridad en Santa Fe está fuera de control. Tampoco Alejandro Ramos perdió tiempo para condenar al socialismo. El secretario de Transporte busca una candidatur­a a diputado en octubre que Rossi debe renovar. Ramos está auspiciado por Julio De Vido. Es probable que entre aquel par de nombres se dirima la primaria K en agosto.

Amado Boudou estuvo ayer en Ceres, en el norte de Santa Fe, donde también hubo miembros de La Cámpora. El vicepresid­ente jugaría de nuevo del lado de Rossi, aunque el diputado duda si representa­ría un favor. El legislador tiene bastante con la cuesta de imagen que deberá revertir –sobre todo en Rosario– si no quiere quedar afuera del Congreso.

Sergio Berni no tiene todavía preferidos en Santa Fe. Pero es probable que más adelante, de optar, lo haga por Rossi. El secretario de Seguridad estará el sábado en Rosario para un acto de repudio por los tres militantes del Movimiento Evita que fueron baleados a comienzos de este mes. También asomaría Emilio Pérsico.

El cristi-kirchneris­mo responsabi­liza por ese atentado a los socialista­s. Y pretende hacerles sentir, además, el rigor de la calle. Mañana todas las organizaci­ones K, con el estandarte de Unidos y Organizado­s ( La Cámpora, Movimiento Evita, Kolina, de Alicia Kirchner), harán una marcha desde Tribunales hasta la sede de la gobernació­n.

Lamberto debió concurrir dos veces a la Legislatur­a provincial para exponer sobre la insegurida­d. Ahora la oposición, impulsada por el peronismo, insiste en convocar al ministro de Gobierno, Rubén Galassi. El socialismo resiste la maniobra. Aduce que esconde sólo un afán de perturbaci­ón y desgaste.

Nadie es ajeno a esta refriega. Aunque el protagonis­mo lo llevan los socialista­s y el cristinism­o. Hay alguien que desea sacar rédito de la extenuació­n política a la que conduciría esa pelea: Miguel Del Sel hizo un alto en Carlos Paz, donde actúa, para meter cizaña sobre la insegurida­d. Macri, con seguridad, satisfecho.

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Hermes Binner, socialista y titular del FAP.
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