Ganancias: la CTA oficialista reclamó, pero se arrepintió
El reclamo por la actualización de Ganancias hermana a todas las centrales sindicales, tanto opositoras como oficialistas. Ayer, la CTA kirchnerista también salió a pedir una rápida modificación del impuesto. “Me parece razonable que sepamos en un plazo razonablemente corto, y antes de que se vaya cerrando la mayoría de las paritarias, cuál es el criterio que va a adoptar el Gobierno”, argumentó ayer temprano, en declaraciones a una radio, su secretario general, Hugo Yasky.
Las palabras de Yasky parecieron indicar que compartía la advertencia de la CGT oficialista de que los gremios no firmarán acuerdos salariales hasta que no se modifique el mínimo no imponible.
Pero casi seis horas después de ser entrevistado por Radio 10, el titular de la CTA distribuyó un comunicado de prensa que ya en su primera línea aclaraba: “Las paritarias no deben estar condicionadas a una baja en Ganancias”. Se desconocía anoche si entre ambas declaraciones medió alguna llamada de la Casa Rosada.
En el comunicado, Yasky fundamentó su posición: “De ninguna manera las paritarias deben estar condicionadas a una baja en ese impuesto, ya que eso significaría que el 80% de los que menos ganan y que no está afectado por el impuesto, postergue su recomposición salarial en función de los tiempos del 20% que está mejor en términos relativos”.
Yasky también cambió de opinión sobre los plazos de los convenios salariales. Por la mañana, por radio, había dicho: “Se puede firmar una paritaria por un plazo más largo, poniendo instancias semestrales para verificar la evolución del acuerdo y, en todo caso, corregirlo. Pero una paritaria cada cuatro meses es ridículo”.
Pero más tarde, en el comunicado, desechó la posibilidad de dos negociaciones por año. “Imponer el criterio semestral responde a una visión catastrófica, estimulada desde algunos sectores y que no tiene que ver con la realidad”.
No es el primero que vuelve sobre sus pasos desde que se disparó el debate por la puja salarial. Ignacio de Mendiguren, titular de la UIA, se arrepintió el lunes de alertar sobre la posibilidad de que los reclamos gremiales deriven en una espiral inflacionaria como la de 1975, conocida como el “Rodrigazo”. Tras los ecos, dijo que “no fue una frase feliz”.