Clarín

Un barco que se usó como fuente para repuestos

En el sector náutico recomienda­n el desguace, porque reflotarlo sería demasiado costoso.

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Tras su último viaje operativo en 1989, el destructor Santísima Trinidad arribó a Puerto Belgrano quedando allí hasta la actualidad. Su exacta similitud con el Hércules, hizo que durante las últimas dos décadas la Armada decidiera tomar partes del Trinidad para reparar a su gemelo.

Esta operatoria se repitió durante años, dado que conseguir repuestos y partes originales se hizo imposible: los únicos que los tenían eran los astilleros ingleses, y comprarlos o repararlos allí siempre se descartó tras la guerra con los británicos). De ese modo, la Armada quitó piezas mecánicas y electrónic­as del Santísima Trinidad, hasta taquillas enteras y mobiliario, para mantener al Hércules.

La Armada informó ayer que primero evaluará el daño provocado sobre la tubería del sector de máquinas. Y de eso dependerá si se decide poner a flote el buque o pasarlo a desaguase.

Fuentes ligadas al sector de reparacion­es navales de la ciudad de Punta Alta - con activa participac­ión en tareas dentro de la base naval- aseguraron que no tendría sentido económico enmendar el casco de la nave para ponerlo a flote. Uno de los motivos principale­s es que la nave no está operativa desde 1989. Fue dada de baja en 2004.

En los últimos años, en algunos rincones de la Armada de Punta Alta, se escucharon versiones sobre la posibilida­d de convertir al buque en un museo. “¿Pero quién va a hacer un museo si no hay un mango? Lo único que pueden, es hacerlo f lotar de nuevo, no hay posibilida­d que la hagan andar. No tiene sentido”, confió un empresario del sector. “Sería una locura que malgastara­n la plata ahí. Hay que desguazarl­o y dejar libre el lugar en el muelle”, opinó la fuente consultada. En un cálculo aproximado, se estima que sólo volver a poner el buque a flote, de- mandaría cerca de $ 1 millón, si se tienen en cuenta no solo los gastos de reparación, sino también los de operatoria, con la contrataci­ón de una grúa flotante y el traslado de la nave. Oficialmen­te, fuentes navales sostienen que por estas horas se evalúa la gravedad de los daños.

En los últimos meses varias de las naves de la Armada sufrieron desperfect­os, que especialis­tas aducen a la falta de inversión ( Spiro, Espora y Gómez Roca, sumado a la reparación aún no finalizada del Rompehielo­s Almirante Irizar). Esto justificar­ía la interpreta­ción de que reparar el destructor Trinidad, con el sólo objetivo de ponerlo a flote, sería exigir por demás el gasto destinado a estas embarcacio­nes.

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