Una fuerte presión internacional
La política del gobierno de Benjamin Netanyahu, aliado con los ultrarreligiosos y ultraderechistas, sólo produjo el congelamiento del proceso de paz con los palestinos, con el consecuente peligro de un próximo estallido de violencia en la región. Sin embargo, los resultados de ayer obligan a volver a repartir naipes.
Si Netanyahu oficializara su alianza con la ultraderecha, tendría una ajustada mayoría de 61- 62 bancas sobre 120. En teoría, podría así gobernar e implementar la continuación y ampliación de la política colo- nizadora en Cisjordania y quizás también anexar formalmente zonas de la actual Autoridad Palestina, como sus socios desean.
Pero, a la vez, esta coalición extremista tendría que enfrentar una fuerte presión internacional, de un mundo que necesita soluciones para el conflicto palestino o la siempre presente amenaza iraní.
En el caso de Irán, Netanyahu –incluso mostrando una caricatura de una bomba– dijo que atacarían si su vecino desarrolla tecnología nuclear. Una decisión semejante – que implicaría un estallido en la región– necesitaría un aval político que su débil coalición de derecha podría no llegar a tener. El jaque de la centroizquierda, hoy con mucho más peso, podría ser determinante.
La relación entre el presidente estadounidense Barack Obama y Netanyahu es cada vez más tensa y el jefe de la Casa Blanca, ahora que ya ganó las elecciones en su país, podría exigirle al jefe de Gobierno israelí que dé pasos más concretos en favor de las negociaciones con los palestinos, que frene la colonización o se abstenga de atacar Irán. La UE presiona en el mismo sentido.
Ante este panorama, analistas en Israel coinciden en que si bien Netanyahu podría formar un gobierno con lo que él denomina como sus “socios naturales” de la ultraderecha, religiosos y ultrarreligiosos, preferirá para su tercer mandato incluir por lo menos un partido más moderado, del bloque de centroizquierda. El objetivo sería presentar una cara más respetable ante el mundo –función que cumplió el laborismo y Ehud Barak en el gobierno anterior – pero también moderar las exigencias de los sectores más ultranacionalistas de su alianza.
Así, su gobierno tendría más chances de sobrevivir.