Clarín

Ismael Bermúdez

Un cuarto de la suba salarial iría a la AFIP

- Ismael Bermúdez

Para quienes pagan Ganancias, cualquier aumento representa­rá una cifra menor en lo concreto.

Un trabajador sin cargas de familia que gana 10.000 pesos, si recibe un aumento de $ 2.500 (25 pro ciento) similar a la inflación del año pasado, tiene que saber que sólo $ 1.840 irán a su bolsillo. El resto — $ 660 – le será retenido por la empresa por Ganancias.

Así, más de una cuarta parte del aumento salarial irá a parar a la AFIP. Y el aumento efectivo no será del 25% sino del 18,4%.

Estos números marcan el impacto negativo creciente del impuesto a las Ganancias en el ingreso real de los empleados y también de un sector de los jubilados. Y como hoy pagan ganancias buena parte de los maestros, camioneros, bancarios, petroleros, siderúrgic­os y vari sectores, los niveles salariales al que podrían aspirar los trabajador­es durante 2013 depende de lo que se negocie en las paritarias pero condiciona­do a lo que el Gobierno defina con Ganancias y también con las asignacion­es familiares.

Por ejemplo, un empleado sin cargas de familia con un sueldo neto ( después de los descuentos de jubilación y salud) de $ 10.000 tiene en el año una retención de $ 9.911 por Ganancias. Si pasara a ganar $ 12.500 mensuales —una suba del 25%, manteniend­o así el mismo poder adquisitiv­o— por Ganancias el Fisco se quedaría con casi $ 18.480 anuales. Eso representa $ 8.570 más que irán a la AFIP. En total, pierde cobrar un aguinaldo y medio.

El momento en que se defina qué va a pasar con Ganancias no es indiferent­e para el trabajador. Porque si bien es un impuesto anual, y cualquier cambio sería retroactiv­o a enero, hasta que el Gobierno defina el tema, al trabajador le estarán descontand­o Ganancias en base al mínino no imponible fijado en 2011 y a las escalas salariales establecid­as en 2000, hace más de 12 años.

Desde 2003, a pesar de la inf lación, el mínimo no imponible no se ajustó en 2003, 2004, 2008, 2010 y 2012 ( salvo el medio aguinaldo) y, en otros años, el ajuste fue inferior a la inflación real.

Los especialis­tas calculan que el mínimo no imponible para un trabajador sin cargas de familia debería duplicar su actual valor. Hoy es de $ 5.782 mensuales. Si agrega- mos la inflación esperada de 2013 el piso salarial del impuesto debería rondar los $ 15.000.

Esta es la causa fundamenta­l por la que casi 25% de los asalariado­s - más de 2.300.000 trabajador essufren la retención del impuesto a las Ganancias, paradójica­mente en un país en que la renta financiera está exenta. No es que los trabajador­es ganan en términos reales más, sino que no se ajustó por la inflación la base imponible del impuesto.

Con asignacion­es familiares pasa algo parecido. Aunque obtenga un aumento que apenas compensa la inflación, el trabajador sube en la escala salarial y deja de cobrar el salario familiar o pasa a cobrar menos.

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Ibermudez@ clarin.com

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