Clarín

Hillary comienza a despedirse del cargo y su popularida­d es cada vez más alta

Asistió ayer a una audiencia en el Congreso por Libia. Es la demócrata más popular del país y suena como candidata.

- WASHINGTON. ESPECIAL Armando Pérez elmundo@clarin.com

La Secretaria de Estado Hillary Clinton regresó ayer a la escena pública en un combativo debate en el Congreso sobre el ataque al consulado de Estados Unidos en Bengazi, Libia, un polémico suceso que, al juzgar por las encuestas, no impedirá que al dejar el cargo en las próximas semanas lo haga por la puerta grande.

Con las valijas casi hechas para dejar su cartera, Hillary cumplió con creces con la que probableme­nte será su última aparición pública de importanci­a al acudir a ambas cámaras del Congreso para rendir cuenta sobre los fallos de seguridad que facilitaro­n el ataque al consulado en Libia, donde murieron cuatro estadounid­enses.

El incidente, no obstante, no hecho mella en la imagen de Hillary, hoy por hoy quizás la política demócrata más popular en el país, con un 67 por ciento de aprobación entre los estadounid­enses de todas las tendencias, lo cual hace que su nombre siga sonando fuerte para la carrera presidenci­al dentro de cuatro años.

La encuesta de The Washington Post y ABC News incluso revela que su popularida­d es mayor que la del vicepresid­ente Joe Biden, al que, como Hillary, la mayoría de los analistas consideran uno de los posibles candidatos a la Casa Blanca en 2016.

Nunca antes había sido tan alta la aprobación popular de la ex primera dama, sobre la que casi a diario se hacen pronóstico­s de si volverá o no a competir por la presidenci­a del país.

La misma Hillary ha dejado claro que su intención, una vez que entregue las llaves de su oficina a su sucesor, probableme­nte el senador demócrata John Kerry, es des- cansar y dedicarse a hacer aquellas pequeñas cosas que la vida pública le impide.

Hillary demostró tener la suficiente presencia de ánimo para sobreponer­se a su frustració­n de haber perdido la interna con Barack Obama y aceptó convertirs­e en una de las más valiosas colaborado­ras del hombre contra el que había librado una dura campaña por la nominación de su partido.

Como jefa de la diplomacia de su país ha demostrado estar en la cima de sus facultades profesiona­les. Al marcharse, lo hace como uno de los funcionari­os mejor valorados por el público.

Incluso muy superiores a los de un Congreso que solo alcanzó un 19 por ciento de aprobación en la misma encuesta y que, cuatro meses después, continúa hurgando en el incidente que el 11 de septiembre de 2012 les costó la vida al embajador Chris Stevens y otros tres ciudadanos estadounid­enses.

Hillary se convirtió finalmente en el blanco de todos las ataques de las republican­os del Capitolio que exigen transparen­cia a la administra­ción de Obama sobre cómo, cuándo y qué sabía del ataque.

El cargado ambiente político también dominó esta sesión en la que, a pesar de reconocer que “hubo deficienci­as”, Hillary defendió enérgicame­nte la respuesta del ejecutivo al fatal incidente.

“No hubo retrasos en la toma de decisiones ni se negó apoyo ( a la misión) desde Washington ni desde las Fuerzas Armadas”, aseguró, antes de llamar a los legislador­es a trabajar por mejorar la seguridad de la misiones diplomátic­as en lugar de perder el tiempo en batallas partidista­s.

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