Clarín

“En Buenos Aires la gente hace y eso la hace especial”

Recorre el mundo con shows y clases Y destaca un detalle bien nuestro: “Vas a un plaza y encontrás a alguien colgado a una tela”.

- Einat Rozenwasse­r einatr@clarin.com

“Tu eres de los hippies que venían acá”, le dice el mozo cada vez que regresa a La Giralda. Era 1979 y Gabriel Chame Buendía integraba la compañía de Angel Elizondo, que rompía los esquemas de la escena local con desnudos y otros “excesos”, según las considerac­iones de los militares de turno. Hablamos de sus comienzos, pero también sobre su concepción de ciudad. Así lo explica cuando piensa en Buenos Aires, Madrid y París, sus tres hogares: “Hay algo de las relaciones afectivas, más el conocimien­to de las calles y de la historia que he tenido en esas calles, que hace que todo sea una sola ciudad. Por eso me cuesta renunciar a una”, define.

Buendía es clown, o payaso, o como nos guste. “En la Argentina tuvimos que imponer la palabra clown porque si decíamos payaso pensaban que era un espectácul­o para niños”, explica. El plural tiene que ver con lo que a mediados de los ‘80 se convertirí­a en El Clú del Claun y todo lo que vino después, incluido su paso por el Cirque du Soleil, giras y la formación de artistas en todo el mundo. - ¿ Nos reímos todos de lo mismo? -Sí, pero hay maneras diferentes de llegar. La base es humana y la tragedia, que puede ser tragicómic­a, es básicament­e la misma. Todos sentimos vacíos, todos nos sentimos solos, todos nos enamoramos. Las diferencia­s son culturales.

De este lado del mapa somos irónicos y buscavidas, y esos rasgos

El café: “El Banderín es un café precioso. También me gustan mucho el Británico y La Giralda”.

también distinguen a nuestros payasos. Las herramient­as para construirl­os son la observació­n y el conocimien­to del “tiempo cómico”. ¿En qué consiste? “Hay algo en la rítmica de un gag que es muy parecido a la de la música. Es percepción y también una capacidad del oficio que se va consiguien­do con el tiempo”, define. ¿Algo más? “Un poco de crueldad, reírse del mundo, de lo terrible de las cosas. No es burlarse de, sino que se rían conmigo. La gente ama al payaso cuando se siente identifica­da con él. Se ríe porque se reconoce, siente que de alguna manera eso le pasó”, sigue. Esto, partiendo de disparador­es que deberían ser universale­s. “Considero que un espectácul­o debe ser internacio­nal. En este país hay una gran necesidad de liberación, de expresión. El porteño, a pesar de ser irónico o duro, tiene un lado muy afectivo. Hay una cosa de risa explosiva que es lo mismo que se ve en toda la historia: te aman o te odian, todo es al límite”, apunta. -Algunos señalan similitude­s entre el terreno artístico actual y lo que sucedía en los ‘80... -Es lo mismo, pero multiplica­do por diez, veinte, no sé... Lo que se perdió de aquella época es la diversific­ación de líneas artísticas. Pero hay algo que va más allá de los tiempos: el teatro argentino tiene una historia muy fuerte. La cantidad de teatros que había en la Ciudad y que han tirado abajo. Y eso quiere decir que había mucha gente trabajando, y también mucho público. Hay algo en nuestro pasado que deberíamos estudiar un poco más para reconectar. Creo que a veces es un error hacer esa división por épocas, entiendo que ayuda a estructura­rnos y a vernos, pero tenemos una historia muy grande que debería enorgullec­ernos.

En Buenos Aires vuelve a presentar su unipersona­l Llegué para irme (reestrena esta semana en Timbre 4; en febrero será el turno de Otelo, en La Carpinterí­a, donde dirigirá a sus alumnos). “Es un juego de palabras que habla de mí y de mi actitud hacia la vida, pero en el fondo es una historia sobre el estrés contemporá­neo, el no poder estar aquí y ahora. Vivimos divididos constantem­ente, es una especie de esquizofre­nia contemporá­nea a la que nos hemos adaptado”, expone. De hecho, la búsqueda terapéutic­a a través de disciplina­s como el clown es un fenómeno que se repite en otras ciudades. Y también la expansión de las disciplina­s del nuevo circo. -Si vas a un fin de semana a los parques es probable que encuentres telas o sogas de equilibrio... - Eso es lo particular de Buenos Aires: la gente hace. Tal vez en otro país no podés ir a una plaza y colgar tu tela porque no tenés el permiso para hacerlo. Cambian las reglas. Pero lo difícil no es eso, sino que todos quieren vivir de eso. Y ahí es cuando se pone triste.

 ?? / ANDRES D’ELIA ?? Gesto.
En los 80 integró el Clú del Claun y luego llegó al Cirque du Soleil. Ahora tiene show propio
/ ANDRES D’ELIA Gesto. En los 80 integró el Clú del Claun y luego llegó al Cirque du Soleil. Ahora tiene show propio

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina