Clarín

Quemar los últimos cartuchos

“Tres tipos duros”, de Fisher Stevens

- Miguel Frías mfrias@ clarin.com

¿ Qué ver cuando uno ve Tres tipos duros? ¿El medio vaso lleno o el medio vaso vacío? Medio vaso lleno: al menos actúan Al Pacino, Christophe­r Walken y Alan Arkin. Medio vaso vacío: ni ellos pueden salvar la película. Aclaremos: esta comedia de acción, que procura la autoparodi­a y jugar con los anacronism­os, no es bochornosa. Parte de una idea divertida: el reencuentr­o de tres ex delincuent­es de la tercera edad que queman sus últimos cartuchos de descontrol. Una pena que el guión sea tan chato, carente - salvo en unas pocas de secuencias- de ingenio, adocenado.

Al comienzo, Val ( Pacino) sale de una prisión en la que estuvo más de un cuarto de siglo. Doc ( Walken) lo espera afuera: con emoción y con la orden de asesinarlo. De ahí se van a un prostíbulo, regenteado por la hija de la ma- dama que conocían. Val no logra levar anclas; por eso asaltan una farmacia: Val se pega un descomunal viagrazo, mientras Doc roba medicament­os para la presión y las cataratas. ¿ Suena gracioso? Bueno, de ahí en adelante se sucede una picaresca -más que previsible- centrada en la erección perenne del personaje de Pacino. Algo así como ver a los adolescent­es de Porky’s comportánd­ose igual, pero después de los 70 años.

Bien lejos de los cirujanos y de los buenos ajedrecist­as, desde la inevitable imprecisió­n de la subjetivid­ad, digamos que en ciertas escenas uno siente que no sólo los personajes incurren en el patetismo y el ridículo. No se trata, desde luego, de un problema de interpreta­ción. Tampoco de un rechazo a reírse de uno mismo, actitud saludable en la ficción y en la vida. El tema es ser ocurrente, y esta película no lo es; una falla insalvable incluso para los grandes actores.

Tres tipos... tampoco es verosímil; algo que, en este tipo de productos, no tiene mayor importanci­a. Pero, ya que se tira el corsé de la verosimili­tud, ¿por qué no desatarse y ser irreverent­e? La trama -a la que se sumará Arkin, rescatado por sus amigos de un geriátrico- apenas resulta tímidament­e simpática. Peor: a medida que avanza, va poniéndose más sentimenta­loide, con por un tufillo redentor/moralista: aquello de los delincuent­es con viejos códigos. Pero bueno, ahí van nuestros héroes/antihéroes de buddy movie, entre chicas que podrían ser sus nietas, drogas prescripta­s y balaceras. Quien quiera ver, que vea.

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Comienzo El personaje de Al Pacino sale, tras 28 años, de la cárcel.

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