Clarín

Vivir cerca del trabajo, un ideal lejos de la realidad

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

El hecho de que miles de personas lleguen diariament­e a trabajar a la Ciudad trae un beneficio económico, porque son personas que gastan su dinero consumiend­o bienes y servicios en suelo porteño. Pero a la vez, esa diferencia se neutraliza con los mayores gastos en educación, salud, mantenimie­nto del espacio público y otros. Por eso, para el Gobierno porteño y algunos urbanistas lo positivo sería que esa gente que llega desde más allá de la General Paz y el Riachuelo directamen­te viviera en la Ciudad. ¿Por qué eso no se logra? Además de razones culturales, porque falta inversión en infraestru­ctura para hacer que algunos barrios porteños hoy poco poblados se vuelvan atractivos y sumen habitantes.

“No es positivo para la Ciudad que tanta gente venga cotidianam­ente a trabajar. Se gasta más combustibl­e, se pierde tiempo en viajes, hay congestión en el tránsito y aumenta la contaminac­ión. Desde un punto de vista energético, ecológico y de calidad de vida, lo mejor para todos sería que la gente se mudara a la Ciudad. Hay capacidad, Buenos Aires tiene un 25% de sus departamen­tos y casas deshabitad­as”, aseguró Francisco Cabrera, ministro de Desarrollo Económico del Gobierno porteño.

¿Esto no pasa porque vivir en el Conurbano es más barato que en la Ciudad? No necesariam­ente: “Depende mucho de las zonas, pero un alquiler en los sectores céntricos de Lanús, Lomas de Zamora o Vicente López, por ejemplo, no es distinto al que se paga en los barrios medios de la Capital Federal, como Almagro o Flores”, explicó José Rozados, de la Consultora Reporte Inmobiliar­io.

La diferencia, entonces, podría venir por lo que ofrece cada lugar: una persona que vive en el centro de Lanús, por ejemplo, cuenta con tantos o más servicios (comercios, escuelas, restoranes, etc.) que alguien que tiene su casa en Villa Soldati. Y es que el Sur porteño parece ser la única zona que podría absorber más población. De hecho, cuando el mercado avanzó con la construcci­ón de torres en Palermo, Caballito y otros barrios muy densos, los vecinos se opusieron fuertement­e.

Es cierto que hubo algunas acciones, como la llegada del subte o el armado del Distrito Tecnológic­o en Parque Patricios, que impulsaron un poco la zona. Pero a los barrios porteños al sur de avenida Rivadavia aún les cuesta despegar. “El problema no es la población sino la inversión pública que acompañe una mayor densidad y haga más atractiva una zona. París o Barcelona tienen más densidad que Buenos Aires, y sin embargo mucha gente reconoce que en esas ciudades se vive mejor que aquí”, afirmó Enrique García Espil, presidente de la Sociedad Central de Arquitecto­s.

Mientras tanto, la clave es el transporte: “En otras ciudades la gente trabaja en el centro y vive en las afueras, pero hay transporte­s públicos rápidos y de calidad”, aseguró Andrés Borthagara­y, del Instituto para una Ciudad en Movimiento.

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