Una entrevista cancelada

Los primeros contactos comenzaron el lunes por la tarde, desde la Secretaría de Comunicación de Ecuador. Primero, un llamado telefónico para conocer el interés de Clarín de entrevistar al presidente Rafael Correa, que llegaría el jueves a Buenos Aires para inaugurar la 25ª Conferencia Scout Interamericana. Un guiño de Correa a los scouts, de los que formó parte en su niñez. Luego, un incesante intercambio de mails para que desde la Secretaría conocieran características del medio, del periodista que haría la entrevista y los temas a abordar. El conflicto que enfrenta a Ecuador con Chevron, y que de algún modo distanció a Correa con Cristina Kirchner tras el acuerdo con YPF era uno de los puntos a abordar. El presidente, dijeron en su oficina de prensa, estaba muy interesado en hablar de la demanda que el Estado mantiene con la petrolera. Entre el martes y el miércoles se ultimaron los detalles (nombre del fotógrafo que acompañaría al periodista, entre otros) y el lugar y la hora: el salón Gobernador del Hotel Alvear, a las 18 en punto. Pero el jueves a la mañana un amable y compungido llamado desde la Secretaría de Comunicación avisaba que por “problemas de agenda” del presidente, “que se reunirá con Cristina”, debían cancelarse las dos entrevistas acordadas, una con Clarín y otra con La Nación.