Clarín

Al mando de la danza universita­ria

Desde hace 8 años dirige la prestigios­a compañía del IUNA. Y como coreógrafa acaba de estrenar “Lub-dub”, una obra para dos bailarinas.

- Roxana Grinstein Laura Falcoff lfalcoff@ clarin.com

Roxana Grinstein dirige, desde hace ocho años, la Compañía de Danza del IUNA, que depende del Departamen­to de Artes del Movimiento de esa institució­n, el Instituto Universita­rio Nacional de Artes. Aunque es precisamen­te una compañía universita­ria -lo que significa que el límite de tiempo en el que permanecen los bailarines no puede superar los tres años- ha logrado instalarse como uno de los conjuntos más interesant­es en el paisaje de la danza contemporá­nea local. Su actividad es intensa: dos o tres programas nuevos cada año, intervenci­ones urbanas, giras permanente­s por el interior del país y algunas por el exterior: Italia, Venezuela y un destino tan exótico como Mozambique. En algunos de estos destinos comparten programaci­ones con otras compañías de danza universita­rias. En otros, han sido presentaci­ones autónomas. ¿ Podrías hacer un balance de estos ocho años de gestión? Cuando tomé la compañía no estaban muy definidos ni la cantidad de ensayos, ni dónde, ni cómo; yo me propuse crear una estructura y una estrategia. Establecí cuatro horas de trabajo por día, de lunes a sábado, y varias técnicas. Básicament­e ballet y danza contemporá­nea, pero también otras rotativas, como jazz, contact, tango, yoga, tai chi. Quiero que la compañía sea un eslabón hacia la profesiona­lización. Cada grupo de bailarines completa un ciclo más o menos corto. Sí, hay algo difícil en empezar, cada vez, todo de nuevo. Pero es un ámbito pedagógico, además de artístico, y es bueno lanzar al medio de la danza bailarines tan bien formados. Ellos saben cómo es seguir a un coreógrafo en sus incertidum­bres y sus aciertos y han experiment­ado distintos procesos de montaje, desde el coreógrafo que viene con toda la obra pensada, hasta el que les pide que improvisen. Y, por otro lado, para muchos coreógrafo­s independie­ntes es estimulant­e trabajar con un grupo como éste, con veinte bailarines.

Fuera del ámbito de la compañía del IUNA, Grinstein continúa su tarea coreográfi­ca. Acaba de estrenar Lub- dub, una pieza para dos bailarinas que trata de pequeñas indignidad­es cotidianas. Dice: “Esta obra surge a partir de un cassette sobre la enseñanza de las tablas de multiplica­r para los niños. Y de allí pensé en esos momentos en los que uno se siente una máquina: cuando te responde en el teléfono una voz automática, cuando se es apenas un número en un estudio médico. Lub-dub es el sonido del corazón y por eso la banda sonora de Martín Ferré reelabora este elemento. Las bailarinas usan zapatillas de punta, una herramient­a generosa con la que transitamo­s cosas diferentes, aún siendo una obra de danza contemporá­nea”.

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E. MIGUELEZ Grinstein La compañía que dirige ya ha llegado hasta Mozambique./

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