Sonidos más allá del tiempo y las fronteras
El trío de folclore digital presenta “Proa”, su nuevo trabajo. Música de raíz, pero con los ojos puestos en el futuro.
“Huir lo viejo / arrancarse de lo conocido / beber lo que viene / tener alma de proa”. El espíritu de las palabras de Ricardo Güiraldes es el alma del nuevo trabajo de Tremor, el trío creado en la mente de Leonardo Martinelli que late con el bombo de Camilo Carabajal y se completa con las sintéticas melodías de Gerardo Farez. Con una intención folclórica atravesada por su prisma urbano y vanguardista, la banda viajó por el mundo tocando tanto en el mítico Festival Roskilde de Dinamarca, como en un sótano que fuera búnker de la Segunda Guerra Mundial.
“Todo lo que está en el disco tiene mucho que ver con lo que nos pasó en estos años. Es natural que saliera un disco más orgánico, más humano”, explica Martinelli. “Las cosas se fueron dando, y las influencias nos fueron llegando. Diferentes por todos lados, que nos arriman a esta experiencia de vivir tocando y viajar sonando. Lo incorporamos naturalmente”, agrega el bombisto, hijo del santiagueño Cuti Carabajal.
¿Tremor hace folclore? “Hay un aspecto de Tremor que tiene que ver con Argentina y el folclore, que lo amamos, pero es anecdótico. La propuesta plantea un punto de vista sobre la raíz y lo contempo- ráneo. Nos encanta el folclore del mundo y le abrimos la puerta. Tremor te puede gustar o no gustar, pero no es un proyecto especulativo”, cierra la idea Martinelli.
Además de absorber otras cul- turas, hay temas que tienen cierto perfume de medio oriente, para el disco - que presentan hoy a las 20.30 en el Konex- el grupo sumó la hermosa voz de la coplista Micaela Chauque y el sonido la sachaguitarra diseñada por Elpidio Herrera. “En vivo logra mucha emotividad, lo usamos mezclado y parece que estuviéramos en el medio de la montaña”, dice Farez, dando una pista sobre su sonido.
De pocas palabras, su música es su ideología. “En lo originario hay mucho por rescatar desde su relación con la madre tierra. Este es nuestro discurso político, estos instrumentos y estos sonidos. No es hacer “nuevo folclore”, es borrar los límites entre lo viejo y lo nuevo”, concluye el compositor.