Comedia en un asilo de ancianos
El director carioca dirigió a Marilú Marini, Arturo Goetz y Luis Margani.
La sublevación
Comedia Argentina-brasil-Francia, 2011. 88’, SAm 13 De Raphael Aguinaga Con marilú marini, Arturo Goetz Salas Artemultiplex, Village Avellaneda
La oscuridad en la entrada del asilo La Milagrosa. Y ella. Alicia ( Marilú Marini), vestida de gris, quien llega para romper con la monotonía del hogar para ancianos. El auto se va antes de que ella ingrese, metáfora del abandono al que la tercera edad se somete. El embrujo de la soledad y el rechazo.
El director y también poeta Raphael Aguinaga, nacido en Río de Janeiro, arrastró cierto romanticismo en el tono de su opera prima, donde el tango Madreselva se impone en la acertada banda de sonido. Con estética monocromática y cierta opacidad fotográfica, el guión encierra las acciones de los mayores en la casona neoclásica de Bella Vista, donde las dife- rencias, broncas, sueños, envidias y conspiraciones del grupo saltan a la luz con la lectura de un testamento.
El cineasta carioca no se quedó en la tristeza y achaques de los mayores. El los rejuveneció, no al estilo Cocoon, ojo, sino que tomó esas almas que no envejecen retratándolas con ciertos aires costumbristas, donde los personajes están bien diferenciados. Esta Juan (Arturo Goetz), el ermitaño, quien con su inventiva, escepticismo y carácter intelectual seducirá a Alicia. También Miguel ( Luis Margani, el eterno Rulo de Mundo grúa), quien anda a los gritos y siempre es la voz cantante de las noticias que dispara un viejo televisor o una antigua radio. Un combo de pura vitalidad, sin lágrimas.
Cuando esta película bucea en la construcción de los ancianos y decola con una buena muñeca cinematográfica aparece el conf licto: la llegada de La bruja ( Pablo Lapadula), el consentido hijo de Rosa ( Graciela Tenembaum), encargada del asilo quien se toma unas merecidas vacaciones y deja el establecimiento a merced de su impiadoso hijo, quien le hace la vida imposible a los abuelos.
Y allí La sublevación mete un invitado inesperado en el guión, una noticia extraordinaria: ¡la clonación de Jesucristo y su mensaje al mundo! Cuesta creer cómo este hecho se cruza violentamente en un filme que tiene un carácter entre intimista y festivo y luego viaja hacia terrenos más bizarros con conspiraciones incluidas. Cuando la película debía solidificarse, se deshilacha por caprichos de un argumento fantasioso que viajó a la Antártida y también metió sustancias químicas.
No se levanten rápido de sus asientos: quédense para los créditos finales donde se fusiona música electrónica, tercera edad y espíritus inquebrantables. Algo impensado por nuestras pampas.