Clarín

Creen que el colombiano era custodio de un narco

Carlos Gutiérrez Camacho había sido condenado en 2009 por asociación ilícita. A su novia la protegen seis policías.

- Fernando Soriano fsoriano@clarin.com

Es el que mataron sicarios en Palermo. Su novia, bajo custodia.

Carlos Alberto Gutiérrez Camacho (41), el colombiano que el lunes pasado murió acribillad­o en los bosques de Palermo mientras paseaba en bicicleta junto a su compañera Solange Kive Trujillo Velázquez ( 22), había sido condenado en su país por el delito de asociación ilícita. Durante un juicio abreviado, un tribunal penal lo sentenció en octubre de 2009 a cuatro años de prisión por violar la ley que pena el “concierto para delinquir”, aunque luego fue excarcelad­o.

Con este dato, los investigad­ores del caso reforzaron ayer la hipótesis del crimen narco. Y todos los ojos están puestos en el capítulo colombiano de la historia de Gutiérrez Camacho, quien durante su estadía en Argentina decía ser fotógrafo, aunque hasta ahora no se le conoce un solo trabajo publicado. La principal hipótesis que investiga la Justicia argentina es el vínculo que este hombre tenía con carteles colombiano­s. Se cree que Gutiérrez Camacho era el máximo responsabl­e de la custodia de un poderoso jefe narco, conocido por el alias “Rojo”, cuya zona de acción e influencia era Bogotá y Barranquil­la a través de los grupos Los Cuarenta y Los Nevados.

En un fallo del Tribunal de Casación colombiano, al que tuvo acceso Clarín, aparece mencionado Gutiérrez Camacho como “el hombre de confianza en la organizaci­ón liderada por alias Rojo, ocupándose de la estructura militar de la empresa criminal”.

En ese mismo documento, a través del cual Casación revoca la absolución de otro imputado, se menciona que Gutiérrez Camacho se acogió “a la sentencia anticipada por el delito de concierto para delinquir (asociación ilícita)”.

“Tenemos que confirmar que se trate de la misma persona, pero creemos que es él en un 80%”, comentó anoche a Clarín una alta fuente de la investigac­ión policial.

Mientras tanto, ante estas sospe- chas, la Justicia reforzó la custodia de Trujillo Velázquez, la compañera del colombiano asesinado, que en el episodio recibió dos tiros ( uno en la pierna y el otro en la espalda). Desde ayer se dispuso un fuerte blindaje policial en el Hospital Fernández por temor a que la joven pueda sufrir un nuevo ataque. “Está con mucho miedo”, confesó uno de los jefes policiales que trabaja en el caso.

De hecho, la fiscal que investiga el crimen, Cristina Caamaño, la visitó ayer en su habitación del hospital. “Quería saber cómo esta- ba de salud y cuáles eran las condicione­s de seguridad del piso donde está internada”, contó a la prensa, y agregó que Solange “está asustada, pero sin dar pautas de nada porque ella no sabe lo que sucedió”.

A Trujillo Velázquez la custodia media docena de agentes de la Policía Federal, de las comisarías 23a., 53a., y de la División Custodias Especiales. Se trata de hombres y mujeres. Estas últimas son las que más cerca están de la víctima.

La visita de Caamaño a Trujillo Velázquez no tuvo el carácter formal de una testimonia­l. Sin embargo, la colombiana confirmó que la tarde del ataque, su novio, Gutiérrez Camacho, había acordado encontrars­e a hacer ejercicios físicos con “El Diablo”, la persona que huyó tras el ataque y que se cree que pudo haber sido el entregador. Este “tercer hombre”, según contó la chica, sería un “gatillero”, es decir, sicario, también colombiano.

Ayer, también iban a secuestrar las computador­as que estaban en el departamen­to donde la pareja atacada vivía, en Vicente López, para profundiza­r sobre estos posibles vínculos narco. “No es un allanamien­to formal, sino que queremos inspeccion­ar el lugar para obtener la mayor cantidad de elementos posibles”, aclararon las fuentes.

“Se están ‘caminando’ todos los contactos que establecie­ron ambas víctimas, tanto por teléfonos celulares como por Internet”, explicó una fuente de la investigac­ión, mientras esperan más informació­n de las autoridade­s colombiana­s.

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Presencia policial. Una media docena de agentes, entre hombres y mujeres, protege
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ARCH Final. La Policía saca el cuerpo de la víctima, el lunes, en los bosques de Palermo./

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