Clarín

Chamamé sin estridenci­as

Los hermanos actúan hoy en el Tasso. Luego de muchos años en Europa, hablan de un chamamé sin estruendos.

- Diego Jemio Especial para Clarín

MUSICA Rudi y Nini Flores comienzan hoy un ciclo en el Tasso, en el que se meterán con el género que más conocen, pero sin hacerlo a la manera tradiciona­l. Aquí explican el por qué de su elección.

“Apenas mi voz levanto para cantar despacito, que el que se larga a los gritos no escucha su propio canto”, escribió Yupanqui en su Milonga

del solitario. Aunque son un dúo de hermanos, Rudi y Nini Flores tienen algo del espíritu solitario de esa obra. Cuando el chamamé salía de los bailes populares para meterse en los teatros y en las salas de conciertos de Corrientes, ellos decidieron que era momento de partir. Vivieron juntos 16 años en París, donde mostraron su música en esa ciudad y en el circuito de “world music”.

Hace dos años, Nini (acordeón) decidió volver a su tierra y Rudi (guitarra) se quedó en Francia, aunque también fantasea con la idea del regreso. En un ciclo que combina chamamé y tango -junto a Hugo Rivas y Julio Pane-, el dúo tocará aquellas bellas canciones del clásico cancionero, de Mario del Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel e Isaco Abitbol. Y otras nuevas de su autoría, que saldrán en un disco que comenzarán a grabar en las próximas semanas. Hablan de los cambios en el género, de las nuevas generacion­es y de la libertad que les dio hacer su música fuera de la Argentina. Ya tocaron con Pane y Rivas. ¿Qué puntos de encuentro tienen con ellos y con el tango?

Rudi: Ellos hacen con el tango un

trabajo similar al nuestro con el chamamé. Son dos propuestas instrument­ales y con un enfoque y una estética muy análogas. Quizá lo de ellos permite una improvisac­ión mayor porque el tango brinda más posibilida­des musicales.

¿ Por qué más posibilida­des?

Rudi: Porque se desarrolló musicalmen­te más que el chamamé. Las orquestas de tango tenían intérprete­s que sabían leer música y hacían arreglos. El chamamé no es una música escrita, aunque ahora se la pueda aprender en la academia y hay muchos jóvenes que llegan con ideas nuevas.

Nini: Hasta hace poco el chamamé sólo se escuchaba en los bailes populares, que eran la principal fuente de ingreso de los músicos. Ahora están surgiendo músicos que tienen otra visión del género. Es muy pronto para hablar de un chamamé moderno; serán esos jóvenes los en- cargados de gestarlo. Y ahí comienzan las discusione­sdel chamamé tradiciona­l versus el moderno...

Nini: Claro, pero es una discusión que va más allá: son procesos que se van dando naturalmen­te. Un tipo que tocó toda su vida en las fiestas de campo no cambiará su forma de hacer música de un día para el otro. Lo mismo pasa con un chico que se crió tocando en teatros y festivales. No digo que uno sea mejor que el otro. Como dúo, nos iniciamos cuando estaban desapareci­endo los bailes. Ahí decidimos irnos para hacer una experienci­a musical en otro país. ¿También sirvió para alejarse de las presiones de tocar el chamamé de una forma determinad­a? Rudi: Allá encontramo­s lo que fuimos a buscar: un espacio para nuestra música. No tuvimos la presión de estar rindiendo examen todo el tiempo ante el público. En Corrientes, la gente espera que vos toqués el chamamé de una forma tradiciona­l. Eso funciona como una presión y uno no toca tranquilo. Francia fue un gran escape para desarrolla­r lo nuestro y afianzar una identidad musical. Ahora ya pasaron casi 20 años y a mí también me dieron ganas de volver. La gente ya sabe más o menos lo que hacemos. Para nosotros sigue siendo más importante el silencio que el grito y el aplauso.

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HERNAN ROJAS Dúo Nini y Rudi, sin la presión de tocar en forma tradiciona­l./

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