Los mundos paralelos de Putin y Galtieri
El presidente ruso Vladimir Putin y el general argentino Leopoldo Fortunato Galtieri se parecen. Con 32 años de diferencia entre un conflicto y el otro, los dos sufrieron el complejo de creer que el mundo no los toma seriamente y no comparte su interpretación paranoica de la realidad. Los dos tomaron caminos idénticos: no ser entendidos y considerar que el mundo es como su psicopática personalidad lo imagina. Rompieron con sus aliados y sus códigos de convivencia internacional. Uno perdió la guerra de Malvinas. Putin juega un póker peligroso, que ha puesto al mundo al borde de la conflagración militar. Pero a él le puede costar su poder, el desencanto de la opinión publica rusa y de los “oligarcas”, que ayudó a multiplicarse en la pos URSS, si lo acuestan en la pulseada. Un dictador argentino, que perdió la guerra de Malvinas al enfrentarse a sus aliados anti comunistas y no consiguió ser entendido por los que siempre lo habían apoyado. Un autócrata y ex espía comunista en la Guerra Fría que sueña con una Gran Rusia, que controla el Parlamento y la justicia con mano de hierro, cuyos movimientos y su imprevisibilidad desvela a jefes de Estado, analistas y a militares de la OTAN, para saber cuál es su próximo paso. Hasta dónde es una farsa y cómo implementará su próxima “mentira-verdad”, que incluye hasta hacer creer que las tropas desplegadas en Crimea no son las suyas. Galtieri en 1982 y Putin en 2014, con el mayor desafío a la seguridad hemisférica desde la Segunda Guerra Mundial, caminan en un mundo extrañamente paralelo. Putin siente que ha sido traicionado por los que él creía sus pares occidentales, sus nuevos socios de la globalidad. Putin rechaza este mundo “unipolar”, controlado por los norteamericanos. Está dispuesto a defender los intereses rusos en su patio trasero, hoy aparentemente perdido por la revolución ucraniana. Su línea roja es la OTAN y Ucrania. Si el nuevo gobierno ucraniano adhiere a la OTAN, Putin probablemente vaya a la guerra para defender sus intereses. Es lo que lo diferencia de Galtieri, que combatió contra los británicos porque no tuvo más remedio. Nunca imaginó que los ingleses iban a llegar al Atlántico Sur para pelear por las Malvinas.