La estatua de Colón, a la sombra de un pacto
Hemos recibido con desagrado las noticias del “acercamiento” de Macri con la Presidenta. Se suponía que con ello se procuraba diálogo y pacificación, a pesar de la intransigencia y soberbia de esta última y de la presumible ingenuidad del primero.
Pero la bruma se va disipando, ciertos pactos dudosos, el gesto magnánimo de la mandataria en abreviar el castigo infligido a la Ciudad negando su autorización para el ensanche de la Autopista Illia con la foto de Randazzo y Macri unidos en inocultable sesgo proselitista. O la conversación telefónica de los dos gobernantes con anterioridad a la inauguración del período legislativo, son hechos un tanto insólitos que alertan nuestra suspicacia.
Como colofón nos encontramos con un pacto inesperado y a todas luces condenable, con respecto al entendimiento de remover la estatua de Colón. El Gobierno porteño contradice su anterior y legítima posición, cediendo vergonzosamente a un capricho personal, con siniestras intenciones políticas menoscabando las órdenes de la Justicia y la clara decisión de las entidades italianas que se oponen terminantemente a la remoción del histórico monumento por ellas donado y emplazado por Ley nacional en 1907. No sólo se derrumba una estatua, sino también la ilusión de una figura política que se vislumbraba sana y bien intencionada.
Silvio Pizarro
silviopedropizarro@gmail.com