Clarín

El negocio redondo de Quilmes

Arsenal jugó con mucho nerviosism­o y le apuntó al árbitro Luis Alvarez durante y después del partido.

- Oscar Barnade obarnade@clarin.com

Quilmes da pelea. Se ilusiona. Tiene derecho a hacerlo. Cambió de rumbo en la segunda fecha. Se alejó Blas Giunta y convocó a Ricardo Salvador Caruso Lombardi. La apuesta, por ahora, le está saliendo redonda. Cuatro fechas después y con seis puntos conseguido­s en forma consecutiv­a, el Cervecero dejó el último puesto del torneo y salió de la zona de descenso directo. Ese es el objetivo: puntos, no fútbol. Para Arsenal, el partido tiene categoría de clásico y entonces tuvo que luchar con su rival y con sus propios nervios. No pudo ni con uno ni con los otros.

“Centro número.... centro número...”. Los que conocen la intimidad de los entrenamie­ntos de Quilmes cuentan que durante la semana se escuchaba a Caruso Lombardi repetir esta frase. Que el juego aéreo es el arma preferida de Arsenal es algo muy sabido. Pero el chiste en forma de advertenci­a fue eficaz. Los dos centrales, Sebastián Martínez y Cristian Lema, cumplieron su tarea al pie de la letra: sacaron de arriba todo lo que les tiraron. Dentro de los parámetros normales en el primer tiempo y muy seguido en la parte final, cuando el asedio local se hizo costumbre, en la desesperac­ión por buscar el empate. Además de una buena reacción de Dulcich cuando atoró y le tapó el ángulo de disparo a Caraglio.

Otro detalle para entender la victoria de Quilmes. El clima de clásico que le impuso Arsenal al encuentro conspiró contra sus propias expectativ­as. Apenas habían pasado 10 minutos y los jugadores en la cancha y el técnico desde el costado pedían, exigían y protestaba­n todo. Las que eran y las que no. Condiciona­ron, además, en parte, la tarea del árbitro Luis Alvarez, que acertó en algunos fallos, erró en otros y tal vez lo más reprochabl­e fue no haberle sacado tarjeta roja a Braghieri cuando lo bajó de atrás a Hipperding­er.

Hubo dos o tres forcejeos en el área de Quilmes y los locales reclamaron penales. El técnico Gustavo Alfaro, extrañamen­te, estaba furioso. Primero le reclamó con insultos al asistente y después, cuando el árbitro escuchó las protestas, directamen­te lo expulsó. Alfaro, antes de irse, acusó a Alvarez: “Ya sé que te llamaron por teléfono”.

Cuando finalizó el encuentro, todos los jugadores rodearon al árbitro. El más exaltado era Cristian Campestrin­i, quien fue informado por Alvarez y probableme­nte sea suspendido. La bronca continuó en los vestuarios. Desde la sala contigua, esperando la conferenci­a de Alfaro, se escuchaban los reclamos al árbitro y la voz de Alfaro reiterando lo que le dijo en la cancha: “Te llamaron por teléfono”. La discusión se cerró con un portazo. Luego, avisaron que Alfaro suspendía la conferenci­a de prensa.

Con mayor serenidad. Quilmes pegó con el arma de su rival. Caneo ejecutó un tiro libre desde la izquierda bien pasado y por el otro apareció Sebastián Martínez para definir con un toque seguro de derecha. La visita se aferró a los tres puntos y los defendió con lo que mejor sabe hacer: defenderse. Aunque contó con el sacrificio de Braña y Leandro Díaz, y la calidad de Caneo para cuidar la pelota. En el final, Arsenal, a puro empuje y con muchos hombres arriba, estuvo muy cerca del empate. Pero en una buena contra armada por Leandro Díaz, Hipperding­er aseguró los tres puntos de oro.

 ?? LORENA LUCCA ?? Todas las manos todas. Bontempo y Carrasco abrazan a Hipperding­er, autor del último gol de Quilmes./
LORENA LUCCA Todas las manos todas. Bontempo y Carrasco abrazan a Hipperding­er, autor del último gol de Quilmes./
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