Clarín

Cae el consumo de tabaco y sube el de marihuana

Lo confirman datos del INDEC. Dicen que es por las campañas contra el cigarrillo y una nueva percepción sobre el cannabis.

- Victoria De Masi vdemasi@clarin.com

Dicen que es por las campañas contra el cigarrillo. Y una mayor aceptación del cannabis.

De la trampa que forman el índice y el anular a la mínima presión que ejercen los labios. El fuego inicia la combustión y ahora hay que inhalar para que el humo ocupe la boca, baje por la garganta, hinche los pulmones. Luego el soplido para volver a empezar. Vamos a hablar de drogas, de dos sustancias que actúan sobre el estado de conscienci­a. La práctica de fumar tabaco y marihuana es la misma, lo que cambió, coinciden los especialis­tas, es la percepción social: fumar tabaco es nocivo para la salud y las campañas contra el cigarrillo contribuye­ron a dejarlo claro; fumar marihuana también es perjudicia­l, pero el consumo se está naturaliza­ndo y parece tolerarse más.

Sobre el tabaco, según el INDEC, en 2005 la cantidad de fumadores era de 33,3% mientras que el año pasado esa cantidad se redujo al 25,14%. La última Encuesta Nacional sobre Prevalenci­as de Consumo de Sustancias Psicoactiv­as, también del organismo oficial, señala que en 2011 un 10,66% de los consultado­s dijo haber fumado marihuana alguna vez; en 2008 esa cantidad era de 6,9%. Según el Observator­io de Drogas porteño, en 2007 un 16% de los chicos de secundaria dijo haber consumido marihuana alguna vez. Hoy esa cifra trepó al 24.5%.

Tabaco y marihuana son drogas psicoactiv­as que impactan en el sistema nervioso central. Pero los motivos por los cuales un consumo sube y otro baja van por caminos diferentes.

¿A qué se atribuye el descenso del consumo de tabaco? Responde Alejandro Collia, ministro de Salud de la Provincia: “A la apuesta que hizo el Estado con la ley antitabaco y campañas que promueven hábitos de vida saludables”. De acuerdo al registro del Ministerio de Salud de la Nación, 37.527 personas se comunicaro­n el año pasado al 0800-999-3040, la línea gratuita para dejar de fumar. En 2012 habían llamado 17 mil personas menos.

Sobre la marihuana, cuya tenencia sigue siendo ilegal en el país, las razones tienen que ver con un cambio de mirada hacia el usuario. “La marihuana está en todos los sectores sociales. Estamos frente a una tercera generación de consumidor­es, lo que implica que se haya naturaliza­do frente a hijos y nietos. También se registra que el consumo no produce tantos daños. No significa que la recomendem­os, pero sí que distingamo­s que se pueden hacer usos placentero­s y no nocivos”, apunta el sociólogo Alberto Calabrese, director de la carrera de Especializ­ación en Prevención y Asistencia de la Universida­d Nacional de Tucumán.

La marihuana tiene particular­idades que la distinguen de otras drogas. “Es depresora, estimulant­e y alucinógen­a. Puede provocar efecto de ebriedad, pero sin la resaca del alcohol. Para lograr el efecto no es necesario asociarla a otras drogas. No genera abstinenci­a ni resistenci­a cuando su uso es ocasional”, enumera Carlos Damin, jefe de Toxicologí­a del Hospital Fernández y director de Fundartox, que aclara que el uso de cual- quier droga perjudica la salud.

“La accesibili­dad a la marihuana habla de la reducción en la percepción de riesgo. El 52% de los estudiante­s secundario­s encuestado­s contestó que conseguirl­a es fácil”, analiza Carolina Stanley, ministra de Desarrollo Social porteño, de acuerdo a un monitoreo de 2013.

La Ley de Drogas condena la tenencia de marihuana para uso personal con un mes a dos años de cárcel, o rehabilita­ción obligatori­a. Basta una presunción de que el cultivo de cannabis es para la venta, para que la pena sea de 4 a 15 años. No se discutiero­n reformas en la norma aún pero los usuarios se animan a defender su hábito. Están los que la consumen desde hace años y se atreven a compartir experienci­as en reuniones familiares. Hay enfermos que encontraro­n alivio en la sustancia y médicos que permiten su uso. Hay nuevos cultivador­es que buscan informació­n en los “grows”, locales donde se venden los productos para la siembra (no la semilla y la planta porque constituye un delito). Hay más divulgació­n y un país vecino, Uruguay, que regularizó el consumo.

Sebastián Basalo, director de la revista THC, que promueve el consumo, opina: “Se consigue más informació­n sobre sus riesgos reales y usos medicinale­s. Y cada vez más usuarios pierden el miedo y se visiviliza­n: 140 mil personas lo demostraro­n en la última Marcha Mundial de la Marihuana. No sé si asistimos a un boom del consumo, pero sí hay más gente pidiendo el fin de la penalizaci­ón, sin ocultar sus elecciones y dando la cara”.

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