Clarín

A un año del atentado, Boston se recupera y vuelve a correr

El martes es el primer aniversari­o. Unos 36 mil corredores tienen cita para el 21 de abril.

- BOSTON. DPA Y AP

Boston se había acicalado para albergar uno de los días más importante­s del año: cientos de miles de visitantes acudieron en masa a la metrópolis de la costa este estadounid­ense para ser testigos de una maratón con tradición centenaria.

Pero sin aviso, las imágenes de corredores cubiertos de sangre y de las ambulancia­s sustituyer­on a las de la tradiciona­l carrera: el miedo estaba reflejado en los rostros de la gente cuatro horas después del pistoletaz­o de salida. La causa: dos explosione­s cerca de la línea de meta que dejaron tres muertos y más de 260 heridos y de las que, el martes, se cumple el primer aniversari­o.

En un año han empezado a cicatrizar muchas heridas. La ciudad, conmovida por aquel acto de terrorismo, ha recuperado su ritmo normal con mayor tristeza pero, según dicen algunos, con mayor determinac­ión. Y este año volverá a correr. La tradiciona­l maratón ya tiene fecha: el 21 de abril.

Con todo, los recuerdos y las secuelas siguen ahí. Cada vez que Roseann Sdoia llega a su casa, debe subir 18 escalones de un viejo edificio, con puertas grandes y pesadas, admite que es un lugar poco cómodo para una amputada.

Cuando salió del hospital, un mes después de los atentados enfrentó una alternativ­a: hallar otro sitio para vivir, más adecuado para alguien que tiene una pierna postiza, la derecha, o quedarse donde estaba.

“Al principio, mucha gente me decía que dejara mi departamen­to y me fuera de la ciudad debido a las escaleras, y además no tengo ascensor y el estacionam­iento no es muy convenient­e’’, recuerda. “Pero he podido superar todo eso’’.

En ese aspecto, podría decirse que Roseann simboliza a Boston.

El viernes varios de los sobre- vivientes de la maratón, muchos de ellos amputados volvieron a la línea de llegada para mirar atrás pero también para dejar en claro que a pesar de todo “aún estamos de pie” y “aún somos hermosas”, escrito en sus brazos y piernas amputadas. Fue un emotivo mensaje de recuperaci­ón.

“Realmente Boston es una ciudad mejor ahora que lo que era antes’’, comentó el alcalde Thomas Menino. “La gente aprendió cómo tratar con los demás al tener que lidiar con una tragedia’’.

Los autores del atentado de Boston, los hermanos de origen checheno Tamerlan y Dzhokhar Tsarnaev, produjeron sus bombas siguiendo las instruccio­nes de una revista de Al Qaeda y con una fábrica de fuegos artificial­es como taller. Plantaron en mochilas los explosivos y los detonaron al paso de los corredores. Dar con los hermanos fue un tormento aparte; una auténtica cacería humana de horas e incertidum­bre.

La suerte de Dzhokhar Tsarnaev, cuyo hermano murió en un tiroteo con la policía durante la huida, sigue en el aire. El proceso judicial en su contra comenzará el 3 de noviembre y la fiscalía ya ha dejado claro que pedirá la pena de muerte para el joven de 20 años.

Esta vez, un gran despliegue policial y controles estrictos intentarán garantizar la seguridad de los 36.000 corredores y de decenas de miles de visitantes. Los organizado­res ya permitiero­n además la presencia de 9.000 personas más de lo acostumbra­do, para que quienes el año pasado tuvieron que interrumpi­r la maratón antes de finalizar, puedan concluirla este año.

“Fue una de las primeras decisiones que tomamos”, dijo Marc Davis, de la organizado­ra Boston Athletic Associatio­n (BAA).

El director ejecutivo de la BAA, Tom Grilk, sabe que este año será especial para los tradiciona­les corredores. “Esta carrera tendrá su propia posición en la Historia”, dijo en declaracio­nes al diario Boston Herald. No hubo una carrera así antes ni la habrá después, consideró.

El presidente estadounid­ense, Barack Obama, ya había asegurado tras la catástrofe: “El tercer lunes de abril el mundo volverá a esta maravillos­a ciudad para correr más fuerte que nunca y celebrar la 118 maratón de Boston”.

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/AP “Esta es nuestra ciudad y vamos a correr”. Los bostoniano­s vuelven a la línea de largada más determinad­os.
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AP. Día negro. Momento en que estallan las bombas en plena maratón./
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“Aún de pie”. Una sobrevivie­nte.

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