Clarín

Secuestros virtuales: hubo 32 casos en 96 horas en Olivos, La Plata y San Isidro

Las víctimas fueron vecinos de una misma cuadra o edificio.

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Nada parece frenar a los secuestrad­ores virtuales. Por mucho que las autoridade­s y los medios difundan las caracterís­ticas de la modalidad con el objetivo de alertar a la gente, las bandas persisten. Y ahora, según 32 casos denunciado­s ayer en Olivos, La Plata y San Isidro, en 96 horas, parecen haberse refinado: atacan en racimo a vecinos de una misma cuadra o de un mismo edificio.

Los investigad­ores creen que los falsos secuestrad­ores usan las guías de teléfono de fácil acceso por Internet, donde las búsquedas se pueden hacer por dirección. De esta manera, acotan el radio en el cual cobran los “rescates”.

La seguidilla comenzó el viernes a la mañana en Olivos cuando cinco vecinos de la calle La Rioja al 2600 recibieron la llamada de una joven que, llorando, les decía que era su hija y que estaba secuestrad­a. Ninguno cayó en la trampa pero todos se asustaron mucho.

“Fue entre las cinco y las seis de la mañana. Llamaron y atendió mi marido. Era una chica llorando, decía que era nuestra hija. Mi marido se quedó mudo y como no les dio ningún nombre, cortaron”, le contó una mujer a TN. Ya de mañana los vecinos se pudieron hablar entre ellos y descubrier­on que habían sido cinco los llamados en la misma cuadra.

Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo le tocó el turno a ocho familias de La Plata. Se cree que los delincuent­es aprovechar­on los festejos del Día del Amigo, contando con que muchos adolescent­es no iban a estar en sus casas. En dos de estos hechos se cobró “rescate”.

En una casa de la diagonal 75 entre 20 y 59, el teléfono alarmó a una familia a las 5.30. En la comunicaci­ón una voz suplicaba: “Ayudame mamá, dales todo”. La mujer se desesperó y, aturdida, escuchó después a un hombre que le aseguraba que tenían a su hijo secuestrad­o y que si no pagaba le iban a cortar un dedo. Hubo un intento frustrado de localizar al joven en su celular y entonces la familia juntó $ 8.000 y una alianza de oro que dejó adentro de una bolsa a mitad de la calle 59. Poco después, los padres pudieron ubicar al hijo: había estado en lo de su novia.

Otro caso ocurrió en la casa de un jubilado de la calle 3 entre 44 y 45. Los delincuent­es utilizaron la misma modalidad y pidieron dine- ro por el rescate del hijo. La víctima puso $ 500 en una bolsa y también la dejó en la calle.

El tercer episodio de ataque en racimo se produjo en la madrugada del lunes y tuvo como víctimas a 19 vecinos de un mismo edificio dela calle Martín y Omar, en pleno centro de San Isidro. La mayoría no cayó en la trampa pero hubo dos casos en los que las víctimas estuvieron a punto de pagar.

“A mi mamá la llamaron el lunes a la madrugada. Le dijeron que tenían a su hija y le hicieron escuchar gritos y llantos. Mamá se dio cuenta que no era yo ni mi hermana y les cortó –relató Alison ( 18), vecina del edificio–. Por suerte se pudo comunicar con nosotras. Pero dos vecinas sí cayeron en la trampa y estuvieron a punto de entregar el rescate. Las salvó el guardia de seguridad del edificio que las alerto cuando las vio muy alteradas”, agregó la vecina.

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