Clarín

Mariano Peluffo El dueño del domingo

Conduce “MasterChef”, el concurso de cocina de Telefe (termina esta semana) con el que le gana a Lanata. Aquí habla del rating, de la competenci­a, de la TV actual y de su histórico perfil de remador.

- Juan Tomás Erbiti jerbiti@clarin.com

Conduce “Master Chef”, el ciclo de Telefe que se convirtió en lo más visto del domingo y que termina esta semana. Habla de la competenci­a, de la TV de estos tiempos, de su perfil de remador.

Lleva las riendas del gran ganador del domingo. Lejos de agrandarse, jura que no le presta atención al rating. Más bien se alegra con la idea de que el programa aliente a la gente a volver a la televisión abierta. Contra algunos pronóstico­s, teniendo en cuenta que se sumó a la grilla televisiva para intentar pelearle a

Periodismo para todos (domingos a las 22, por El Trece), Telefe puede vanagloria­rse de haber apostado bien con MasterChef. El concurso que busca al mejor chef amateur de la Argentina fue lo más visto del domingo el último mes. Y tendrá su gran final esta semana (en el horario especial de las 22).

Con trece realities en el lomo, era casi una obviedad que la primera edición argentina del programa cayera en manos de Mariano Peluffo (43 años). Al eterno “remador” -a esta altura, un estigma que lo persigue desde aquellos debates de Gran herma

no- le llegó la hora de la estabilida­d, de poder elegir proyectos, un lugar que en tiempos de “minuto a minuto” y competenci­a furiosa televisiva está reservado para elegidos.

Este domingo, luego de 16 capítulos grabados, Peluffo volverá a manejar los tiempos del vivo. Ya sin la impronta divertida y descontrac­turada que le vimos en GH, pero con la certeza de cerrar otro ciclo exitoso en el canal donde, aclara, no vive. Antes de empezar el programa, ¿ pensabas realmente en ganar el rating del domingo? La verdad... ni. Sabía que es un formato muy fuerte y nunca se había hecho en la Argentina.

Como GH, creía que el primer MasterChef tenía que “mover la aguja”. Reconozco como un gran acierto del canal el día y el horario elegidos. Me dijeron que había que contraprog­ramar: ni periodísti­co ni deportivo. El resultado está. Ya era un orgullo competirle a Jorge (Lanata). El objetivo ni siquiera era ganar el domingo, sino medir para que fuera sostenible desde lo comercial. Fue un win win (ganancia doble), porque subió el encendido para todos. Con el fútbol local, se sumaban casi 55 puntos entre la TV Pública, El Trece y nosotros. Generó que un perfil de público que hoy se vuelca a las series, al cable y a los contenidos online y OnDemand, vuelva a ver televisión

abierta. ¿ Entonces Susana tiene razón? ¿ Los 20 puntos de hoy son los 40 de antes? Qué sé yo. Para mí el rating es como la edad de los perros... nunca sabés. Arturo Puig siempre dice que Grande, pá hacía 50 puntos. Pero eran otras mediciones. Creo que ya no se mira una única tabla. Hay programas que salen terceros en su franja y son un gran negocio. Y hay programas que miden un montón y están en números rojos. Creo que es más complejo que decir: ‘ Ayer ganaste o perdis

te’. Yo no estoy tan pendiente de cómo le fue o le puede llegar a ir. Yo en el canal pregunto si el producto está bueno y si los anunciante­s lo buscan. El resto

es anecdótico. ¿ Cuáles son las claves del éxito del programa? Hubo un boom de la cocina, que permitió que canales como Utilí

sima y Elgourmet se impusieran. Y la cocina dejó de tener lugar en la televisión abierta. MasterChef recupera eso. Pero no es un programa para aprender a cocinar. Es un programa para que te pongas la campera y te vayas a buscar un rogel a donde sea. Porque te entra por los ojos. Tiene una calidad de realizació­n de corto publicitar­io. Y además, somos un país de morfi. Nos vamos de vacaciones y lo primero que preguntamo­s es un lugar donde se coma bien. Si te toca sol o lluvia es lo de menos. En otros “MasterChef”, no existe la figura del conductor, ¿ cómo lo fuiste encontrand­o, puliendo? En realidad, más que pulir, me encontré tratando de no dejar que se transforme en mi programa. Uno enseguida quiere ponerle su tono, sus latiguillo­s, su anécdota. Eso te lo convierte en un programa de autor, como el Debate de

GH. Cuando los formatos son más duros, es como la película

El transporta­dor: te ponen algo en el auto y tenés que llevarlo hasta allá, no preguntes. Yo acá le pongo muy poco mío. Sé que lo conduzco, lo llevo y lo estaciono, no lo choco. Es más el conductor/ presentado­r de la vieja escuela.

No lo tuneo a lo Mariano. Porque es un programa con los climas y con los tiempos tan claros, que si metés un chiste donde no va, es peor que si no lo hacés. ¿ Cómo ves la tele de hoy? ¿ Qué cambió desde que empezaste? Hoy la tele va para una lado que, sin criticar, a mí no me queda tan cómoda con mi perfil. Va para un costado más histriónic­o, más estridente...

¿ Más faranduler­o? Más llevado a los límites. Yo me engancho viendo los programas

Hoy la tele va para una lado que, sin criticar, a mí no me queda tan cómoda con mi perfil. Va para un costado más histriónic­o, más estridente”.

de Ale (Fantino). O a ( Santiago) Del Moro, con su look, veo cómo lo lleva, cómo maneja los tiempos, reparte el juego. Ahora, si me decís: ‘Venís y lo hacés’, te digo que que no. No hablo desde el punto de vista personal ni del ninguneo del producto. No lo podría hacer porque lo transfor- maría en algo mío, te haría un chiste, te contaría una anécdota de mi barrio, Floresta. Porque yo vivo en Floresta, no es una postura. Todo eso, quizás en un momento vuelve a estar buscado en la tele. Hoy, en esta tele, no. Es como cuando los jugadores de fútbol dicen “en esta realidad del club no juego, el equipo juega a otra cosa”. Sin enojo. Tiene que ver con esas inquietude­s más que con un reniego de la tele. Hiciste programas infantiles, todo tipo de realities. Hay algo en lo que digas, ¿ ahí no me meto? No haría un programa como era

Ser urbano o La liga, con historias fuertes, complicada­s. No le podría poner el cuerpo, me angustaría. Me cuesta manejar esos contenidos, no involucrar­me. Creo que el gran logro de este laburo es poder elegir qué hacer y qué no. Ojo, yo hice cosas que no me gustaban porque tenía que hacerlas, era lo que había. Hace cuatro años dijiste justamente eso, que a los 45 querías poder elegir. Bueno, tengo 43. Pero no tiene que ver con estar salvado. Todo el mundo cree que cuando no laburás más, o podés elegir, es porque tenés 4 palos en el banco. Y la verdad es que no. Sí puedo decir que termina MasterChef, y hasta el 2015 no hago nada más en tele abierta. Quizás en marzo, empezaré a pensar en la segunda temporada.

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GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI Futuro Peluffo adelanta la chance de una segunda temporada de “MasterChef”.
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Segunda temporada Peluffo tiró la posibilida­d de que “MasterChef” regrese el año que viene.

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