Clarín

El jefe del primer Estado Mayor Conjunto de la democracia

Julio Alfredo Fernández Torres (1928-2014)

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El primer jefe del Estado Mayor Conjunto del regreso a la democracia en 1983, teniente general (R) Julio Alfredo Fernández Torres, murió a los 86 años en Buenos Aires y sus restos fueron inhumados en el panteón militar del cementerio de la Chacarita. Había nacido en esta ciudad el 1° de julio de 1928 y estaba casado con Marta Elena Ardiles Magnasco, con quien tuvo un hijo.

Le tocó comandar a las tres fuerzas armadas, Ejército, Armada y Fuerza Aérea, en el comienzo del juicio a las juntas militares. Fue en la primera etapa del gobierno de Raúl Alfonsín. Soldado de infantería y paracaidis­ta, sorteó los primeros entredicho­s con jefes militares. Luego de un viaje a Es- paña y EE.UU. con el ministro de Defensa Raúl Borrás, aseguró que “las Fuerzas Armadas argentinas están subordinad­as a la Constituci­ón y al poder político; y eso está metido ya con sangre dentro de las tres fuerzas”. Pese a las críticas era considerad­o un “profesiona­lista”.

Sin embargo, Fernández Torres incurría en comentario­s que hoy resultaría­n inadmisibl­es para un militar. Por ejemplo sostuvo que “la agresión subversiva está en neto desarrollo en operacione­s sicológica­s, reunión de informació­n y de recursos y otras acciones”.

Frases como esta y su cuestionam­iento por el “creciente deterioro de la situación de defensa argentina”, desembocar­on en la primera crisis castrense. Borrás, por orden

de Alfonsín, lo relevó el 4 de marzo de 1985. Había sido designado en diciembre de 1983, apenas inaugurado el gobierno radical.

La más reciente y controvert­ida actuación de Fernández Torres se produjo cuando, junto a otros cuatro tenientes generales retirados, decidió expulsar del Círculo Militar al ex jefe del Ejército, teniente

general Martín Antonio Balza. Fue en enero de 2000. Balza -quien en 1995 ya había hecho una autocrític­a sobre el papel de los militares en la represión ilegal de los años 70en diciembre de 1999 pidió perdón por los aberrantes actos cometidos, calificó aquella represión de inmoral y admitió que el Ejército durante décadas se desvió del respeto a las institucio­nes de la República, no respetó el disenso y la voluntad soberana del pueblo y, en algunos casos, hasta violentó la dignidad de las personas.

Al inicio del gobierno de Alfonsín, la designació­n de Fernández Torres provocó el desplazami­ento de los 27 generales más antiguos. En 1955, cuando era subtenient­e,

había participad­o en la sublevació­n de la Escuela de Tropas Aerotransp­ortadas de Córdoba contra el presidente constituci­onal Juan Domingo Perón. Pese a ello, siempre se mencionó su perfil netamente castrense, solo interrumpi­do con una gestión como intervento­r del Ministerio de Economía de Buenos Aires, del 24 al 26 de marzo de 1976. También como uno de los militares intervento­res de la CGT que trató con sindicalis­tas la Ley de Asociacion­es Profesiona­les.

El ascenso de Fernández Torres fue acompañado por el del general de brigada Jorge Hugo Arguindegu­i a la jefatura del Estado Mayor General del Ejército, del contralmir­ante Ramón Antonio Arosa en la Armada y del brigadier mayor Teodoro Waldner en la Fuerza Aérea.

Durante la Guerra de Malvinas, Fernández Torres -al frente de la IV Brigada de Infantería de Córdoba- se negó a cumplir un operativo ordenado por el general Leopoldo Galtieri, argumentan­do que produciría muchas bajas argentinas, sin un rédito que lo justificar­a.

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Perfil castrense. Fernández Torres fue un “profesiona­lista”.

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