Sensores y alarmas ahora ayudan a evitar accidentes domésticos
La “seguridad electrónica” suele asociarse a la protección ante robos, pero una creciente cantidad de hogares también está usando sensores y alarmas que ayudan a prevenir accidentes domésticos.
Unos aparatos, por ejemplo, alertan con un sonido estridente si hay una fuga de monóxido de carbono o de gas natural que pueda causar una intoxicación o explosiones. “Son muy fáciles de montar y se consiguen desde $ 1.000. La demanda se disparó el año pasado tras la tragedia de Rosario”, contó Daniel Banda, secretario de la Cámara Argentina de Seguridad Electrónica ( Casel), en referencia al escape de gas que terminó con 22 muertos.
A un precio similar, para zonas inundables, otros sensores avisan apenas comienza a entrar agua en la casa. Y hay detectores de humo y llamas que ayudan a extinguir a tiempo un foco de incendio; esos se consiguen desde $ 250.
Para instalar en piletas, además de los clásicos cercos, ahora también venden desde $ 1.500 unos dispositivos que hacen sonar la alarma si un chico se cayó al agua, o bien si se pone a jugar o caminar demasiado cerca del borde.
A su vez, las cerraduras “biométricas” (que toman la huella digital o el iris del ojo) son ahora lo más seguro para impedir el acceso de las criaturas a lugares con objetos peligrosos, como armas de fuego. Aunque una instalación de este tipo puede costar más de $ 6.000.
“Son aparatos que pueden funcionar en forma autónoma, pero también se pueden conectar a un servicio de monitoreo de alarmas para recibir asistencia y alertas en el celular”, añadieron en Casel, entidad que del 10 al 12 de septiembre coorganizará Intersec 2014, una feria de seguridad donde se expondrán estas y otras tecnologías.
Menos conocidas, también existen soluciones electrónicas para evitar accidentes en el auto. Por ejemplo, pequeñas alarmas “antisueño” que se colocan detrás de la oreja del conductor y lo despiertan no bien empieza a “cabecear”. En mercados virtuales, este dispositivo se vende a partir de los $ 45.