Clarín

Denuncian carencias en la sede de Cultura de la Villa 21

Por demoras, no tienen ni tinta, ni papel ni nafta para la ambulancia.

- Patricia Kolesnicov pkolesnico­v@ clarin.com

Si hay algo que parece una nave extraterre­stre en la Villa 21 eso es la Casa de la Cultura. Con pisos que brillan, escalera mecánica y un cine que da gusto, contrasta con los ladrillos sin revoque y los pasillos de barro. Pero el martes, en la Casa de la Cultura de la Villa 21 los extraterre­stres eran otros: los personajes que atacaban la Tierra y luchaban contra los villeros en El nexo, película que Sebastián Antico filmó en la Villa con actores del taller de teatro del lugar, que dirigía Julio Arrieta. Todo era amabilidad, alegría y palmadas para los actores, que estaban en las butacas. Hasta hubo chipá calentito.

Sin embargo, otros cuentos se contaban en las oficinas. Hablaban de desabastec­imiento. De cómo se sufre, en la villa, la anunciada revisión de cuentas que emprendió la gestión de la ministra de Cultura Teresa Parodi.

Muy lindo todo pero, cuentan, no hay papel para las impresoras, no hay tinta, no hay – subrayan, repiten– combustibl­e para la ambulancia. La Casa de la Cultura tiene una ambulancia que le donó el Ministerio de Salud. Pero no llega la partida de la nafta.

En la Casa de la Cultura de Villa 21 no creen en casualidad­es. No dicen “internas”, pero están hablando de eso. Y hay que mirar un poco: muchos trabajador­es andan con chalecos que dicen “Patria Grande”. Es el nombre de la Agrupación Patria Grande, que lidera Víctor Ramos y que ganó la Junta Vecinal de la Villa. Ramos estuvo en las noticias anteayer, cuando, tras su apoyo explícito a la campaña de Daniel Scioli, tuvo que dejar abruptamen­te su cargo de director del Cabildo. Ayer, en las radios, Ramos responsabi­lizó de la decisión directamen­te a Teresa Parodi.

El malestar no empezó ahora. Después de la asunción de Parodi un hombre de La Cámpora, Emiliano Gareca – Subsecreta­rio de Promoción de Derechos Culturales– ocupó el despacho destinado a la ministra en la Villa. Patria Grande no es La Cámpora y su llegada no cayó bien. Cuentan en voz baja que varios referentes barriales le hicieron saber de ese disgusto de manera muy clara. La ministra Parodi se enteró y, comentan, también dejó su enojo negro sobre blanco. Pero el subsecreta­rio, dicen, no volvió al despacho.

Así que el miércoles, en medio de la alegría, dejaban caer informació­n sobre las cosas que no llegan. Mate cocido para los chicos que hacen talleres desde las 9 de la mañana, señalan. Esto es la villa, dicen, las necesidade­s son urgentes. Y la Casa es vista como lo que es: el Estado argentino.

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GUILLERMO RODRIGUEZ ADAMI Otro espacio. Vecinos de la villa, en una muestra./

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