Silvia Kutika, dos veces esposa de Rodolfo Bebán
Hace 22 años hizo de esposa de Rodolfo Bebán, y repitió el papel en esta tira. Habla sobre su rol y su trabajo con el clan Estevanez.
La actriz cumplió ese rol en 1992, en “El precio del poder”. Ahora lo hizo en “Camino al amor” (Telefe), pero enviudó.
Silvia Kutica ( 55) fue la pareja de ficción de Rodolfo Bebán en esa popular telenovela de Canal 9: El precio del poder (1992). Cuando le propusieron volver a trabajar con el gran actor, ni lo dudó. “Era otra oportunidad para disfrutármelo”, confiesa la mujer ( real) del actor Luis Luque desde hace 22 años.
La actriz, que asegura que todavía la reconocen como “la mamita” Tacagni, de la costumbrista De carne somos ( 1988), volvió a ser la mujer de Bebán -y ahora es su reciente viuda- en Camino al amor ( Telefe, a las 22). Justo 22 años después de aquel papel.
“Hicimos una pareja un poco despareja, con edades bien distintas. Me parecía copado contar esa relación donde los roles se invierten y ella pasa a ser un poco su madre. Lilian parece muy endeble, un poco acomodaticia e interesada. Es un personaje lleno de matices: divertido, descolocado, manda frases fuera de lugar pero sin maldad”, explica quien también es artista plástica y prepara una exposición de acrílicos para fin de año. Lo que no es coincidencia es que Camino al amor es la séptima novela producida por Quique Estevanez en la que Kutica participa. Ya sos como parte del clan. Es muy familiero, Quique. Lo tenés produciendo a Sebastián y a Sol como actores, lo tenés al otro hijo en producción. Se arma como una familia. Es muy grato eso. Es como ir a trabajar a un segundo hogar. Te pasás tantas horas ahí, es entretenido. Cuando te llega un papel, ¿ te fijás con quién vas a trabajar? Lo primero que te atrapa es el guión. Después, el compañero que te toca, porque sabés que vas a estar haciendo la mayor parte de las escenas. Y sabía que con él (Bebán) me llevaba muy bien. ¿ Por qué los culebrones de Estevanez pegan tanto en la gente? Porque es muy popular. Es género puro. Los malos son muy malos, los buenos son buenos. Las historias de amor a la gente le encantan. No se puede luchar contra eso porque el amor es nuestra guía, nuestra base. Y también las familias numerosas, las historias de padres, hijos y nietos que se reúnen en una misma casa. Eso nos lleva a nuestra esencia, al hogar. Me parece que eso a la gente le pega mucho.