Clarín

Default: sólo resta esperar que sea corto

- Daniel Fernández Canedo dfernandez­canedo@clarin.com

Hay quienes creen, dentro del Gobierno, que antes del fin de agosto debe aparecer una solución para superar la situación de default en que cayó el país.

Dicen que, de lo contrario, las consecuenc­ias en términos de caída de la actividad económica y profundiza­ción de la recesión serán mucho más difíciles de dar vuelta.

Fuera del Gobierno, pero dentro del país, hay expertos y banqueros que creen que la postura de la Presidenta y del ministro Kicillof de ofrecerle a los fondos buitre las mismas condicione­s que a los bonistas que entraron a los canjes, sabiendo que lo rechazaría­n, no es otra cosa que una actuación para no caer en las consecuenc­ias que desataría la cláusula RUFO que establece que si hay una mejora para un bonista debe extenderse a la totalidad de los mismos.

Siguiendo esa creencia, en enero próximo, cuando la temida cláusula haya vencido, el Gobierno terminará pagando con bonos a 20 años de plazo los US$ 1.650 millones del fallo de Griesa y los US$ 14.500 millones que podrían añadirse de otros holdouts y la deuda quedaría consolidad­a y el default superado

Fuera del Gobierno y del país, ayer se aseguraba que, si bien había muchas iniciativa­s en marcha, ninguna mostraba avances respecto a que un banco internacio­nal grande y sólido ( JP Morgan, Goldman Sachs, etc.) pudiese comprar la deuda de los fondos buitre, o la posibilida­d de pedir el restableci­miento del

Dentro y fuera del Gobierno y del país coinciden que el default será cada vez más costoso no sólo por lo que haya que pagar en efectivo, sino por el daño a la economía.

amparo que permitiría el pago a los bonistas que entraron a los canjes de 2005 y 2010, para en enero presentars­e ante el Gobierno y cobrar el dinero adelantado. Banqueros muy serios decían anoche que

nada de eso estaba maduro.

Dentro y fuera del Gobierno y del país coinciden en que el proceso de default

será cada vez más costoso con el paso del tiempo y no sólo en términos de lo que haya que pagar en efectivo sino, también, en el daño sobre la economía.

En un mundo con tasas de interés cero, lo que sobran son dólares que puedan estar interesado­s en hacer negocios. En el caso argentino, podrían destrabar el nuevo cepo en el que entró el país, que recargó de incertidum­bre a las decisiones económicas.

En ese contexto, previsible­mente, el Gobierno intentará cuidar los dólares de las reservas del Banco Central. ¿ Se frenarán aún más las importacio­nes? ¿Podrá mantener el ritmo de aumento del dólar oficial de 1,5% mensual frente a una inf lación superior?

También trabajador­es y empresario­s buscarían sus refugios frente a una crisis muy particular que se desata en un contexto recesivo con pocas salidas a la vista.

El Gobierno, como siempre, promete subir mucho el gasto en el intento de expandir la demanda. Pero cuando hay muchos pesos y pocos dólares dando vueltas los riesgos son muy conocidos.

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