Clarín

El default ya gotea en la vida cotidiana

- mcanton@clarin.com Marcelo Canton

El default entrará en el bolsillo de los argentinos por el lado de las expectativ­as, coinciden quienes hacen los dos índices de confianza del consumidor más serios del país. Pero también por otros detalles de la vida cotidiana, agregan los que lidian día a día con el desafío de llevar adelante de supermerca­dos a fábricas de autos.

Oscar Liberman preside la Fundación Mercado, de las primeras en seguir la evolución de la confianza del consumidor, un indicador que mide qué piensa la gente sobre la situación económica, adelantand­o lo que podría suceder. “Con la recesión, la gente está sensibiliz­ada - dice-. Todo lo que asusta y mete miedo entra por las expectativ­as; ahí golpeará el default. Y va a pegar más cuando llegue al ingreso real, cuando la cesación de pagos ponga presión al dólar y la inf lación”.

Guido Sandleris es el decano de la Escuela de Negocios de la Universida­d Di Tella, que elabora otro indice de confianza del consumidor. “El default puede tener un primer impacto positivo en la imagen política del Gobierno -señala-. Pero a medida que pase el tiempo, y la recesión continúe, la inf lación se acentúe, más la inestabili­dad del tipo de cambio que se puede generar, ese efecto positivo va a desaparece­r, Y en lo que hace al consumo, es probable que todo esto genere temores que hagan que la gente difiera el consumo. Eso potenciará la recesión. Esto no es el 2001, no habrá un colapso, pero la economía tendrá un comportami­ento mediocre”.

Fuera de los ámbitos académicos, el análisis del default es distinto, se pone en hechos cotidianos. “Hoy pedí una carta de crédito por una operación de im- portación y el banco me dijo que tenía que consultar. La anterior, cuatro días antes, había sido automática. Es cosa del default, que ya golpea en los negocios”, explicaba anoche un empresario. “Ya estábamos en un default fáctico - dice Miguel Ponce, de la Cámara de Importador­es-. Los proveedore­s externos venían acortando los plazos de pago, por temor a lo que finalmente pasó el jueves. Esta semana ya estaban pidiendo pagos en efectivo o por adelantado”.

Es que la disponibil­idad o faltante de dólares se tornará en una de las claves para seguir de aquí en adelante, porque la economía dependerá sólo del superávit comercial, cuando la cosecha del año próximo no luce para récords y los precios derrapan. Eso puede marcar el ritmo de la actividad económica. El miércoles, las automotric­es tienen una reunión en el Banco Central para que les digan si les van a mantener el cupo de dólares que les dan para importar, o se los bajan, o suben. No son optimistas. Menos importació­n de autopiezas implica menos autos fabricados y más suspension­es de empleados, claro. Igual llegarán al encuentro contentos: julio cerró con ventas cercanas a 60.000 unidades, será el primer mes con suba respecto al anterior en mucho tiempo. Pesó el ProCreAuto, dicen.

En las góndolas hubo ya una noticia post- default, cuando el jueves Carrefour anunció que ralentizar­ía su plan de aperturas de locales. “No se puede saber cuál es el costo del dinero, si se podrán reenviar o no ganancias al exterior, eso justificó la decisión”, dicen quienes más conocen la cadena. El default ya gotea en la vida cotidiana.

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En las góndolas. No saber el costo del dinero pesó para Carrefour.
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