Clarín

Barenboim, Argerich y la alegría de tocar juntos en Buenos Aires

Los dos grandes músicos argentinos darán varios conciertos en la ciudad Hace un año crearon una “Asociación de Admiración Mutua”. Ahora se reúnen por el placer de hacer música.

- Federico Monjeau fmonjeau@clarin.com

Con Martha Argerich las cosas siempre son un poco como una novela de suspenso, y el acceso a la conferenci­a de prensa anunciada en el Salón de Bustos del Colón se empezaba a demorar peligrosam­ente. En el Teatro se informó que no se daría acceso hasta que la pianista, que acababa de terminar un ensayo, no se sintiese en condicione­s de realizar la conferenci­a. Al final se liberaron las escaleras y a los pocos minutos apareciero­n ella y su amigo Daniel Barenboim. Incluso ella fue la primera en hablar. Poco, como es su costumbre, pero a ella le bastan dos o tres palabras y un mohín para transmitir su gracia única y su rechazo de cualquier formalismo. “Bueno, estoy muy contenta de estar aquí con Daniel y la Orquesta del Divan, que es algo tan interesant­e. Cuando Daniel me propuso esta gira enseguida le dije que sí. Bueno, estoy muy entusiasma­da.”

A su turno, Barenboim: “No puedo agregar mucho, pero es una alegría muy especial estar con Martha en Buenos Aires. Para decirlo brutalment­e, no hubiera sido necesario venir a Buenos Aires para tocar juntos. Podríamos haberlo hecho de nuevo en Berlín o en otro lado. Pero volver juntos a Buenos Aires no es sólo importante, sino que además nos llena de alegría”.

Imposible exagerar la importanci­a de esta reunión cumbre. Barenboim y Argerich son los más grandes músicos que ha dado la Argentina y al mismo tiempo, tal vez, las dos figuras más brillantes de la escena musical actual. Aunque ambos no podrían ser más distintos: él es un hombre de acción que se prodiga en los frentes y los repertorio­s más variados; ella es como un diamante algo reticente, cuyo repertorio, más que expandirse, se intensific­a volviendo una y otra vez sobre sus viejas amistades musicales, porque así es como ella define a los autores que interpreta: amigos con los que se lleva bien o más o menos, y también amigos que pueden sentir celos uno de otro y que por eso no convendría reunir en un mismo programa.

Pero, además, este encuentro reviste un significad­o adicional para el público local, ya que significa el regreso de Argerich al escenario del Colón tras los fatídicos conf lictos gremiales y políticos que ensombreci­eron el Festival Argerich en 2006. Comprensib­lemente, nadie tuvo ganas de recordar ese incidente en la conferenci­a, que transcurri­ó en el más perfecto buen humor.

Una persona del público que acababa de comprar la biografía de Martha Argerich que escribió el francés Olivier Bellamy ( El Ateneo), quiso conocer algunos detalles sobre el libro. “Es muy complicado”, respondió Argerich. Bellamy es un amigo, y yo encontré un montón de errores en el libro. Errores de fechas y de hechos. Me había propuesto corregirlo­s, pero finalmente no lo hice. Entonces no estoy muy de acuerdo con el libro, pero eso cuando me lo dan para que lo firme, nunca lo firmo. Pero Bellamy sigue siendo mi amigo. Hay cosas que están mal, pero a lo mejor es un poco divertido y eso

está bien, es algo lindo, estoy de acuerdo. El (Bellamy) quería venir a esta gira, pero al final no pudo”.

Interrogad­o sobre la Orquesta DEWO, Barenboim, quien tampoco es precisamen­te un formalista, lamentó que se le volviera a preguntar acerca de algo sobre lo que había hablado más de 20 minutos en la conferenci­a de prensa del lunes, pero igual ofreció algunas considerac­iones interesant­es sobre el nacimiento y los primeros tiempos de la DEWO. “La leyenda dice que Edward Said y yo fundamos una orquesta con Israel y países de Oriente medio. Como toda leyenda, tiene una parte de cierto y otra parte de falso”. “Surgió como surge la música a veces – agregó Barenboim–, sin todavía estar definida la primera nota”. Dio una síntesis sobre los primeros años de la Orquesta. El 60 por ciento de los integrante­s nunca había tocado en una orquesta y el 30 por ciento nunca había oído una orquesta en vivo. Y puntualizó el momento en que la orquesta cumplió la mayoría de edad: cuando tocó las

Variacione­s op. 31 de Schoenberg en el Festival de Salzburgo de 2007 ( el público argentino pudo oír ese prodigio un año después en el Colón, en la temporada del Mozarteum).

Sobre la elección de los progra-

mas, Barenboim explicó que por una cuestión práctica decidieron volver a tocar lo que habían hecho el año pasado en Berlín, cuando crearon la “Asociación de Admiración Mutua”. A lo que ella agregó, con relación a la Sonata para dos pianos de Mozart que harán el martes: “Me interesaba mucho tocar Mozart con Daniel porque él es extraordin­ario y siento que aprendo mucho. Espero no meter la pata”. Y Baren

boim sobre La consagraci­ón de la primavera de Stravinski que harán a cuatro manos: “Dirijo La con

sagración desde los años ‘ 70 y no hay en un ensayo o en un concierto un músico que no se equivoque en un detalle rítmico. Pero con Martha no, es increíble. Jamás la oí fallar en una semicorche­a”. A lo que ella lógicament­e agregó con una dosis de suspenso: “Bueno, vamos a ver qué pasa aquí”.

Me interesaba mucho tocar Mozart con Daniel. Espero no meter la pata.” Martha Argerich Tocar con Martha es increíble. Jamás la oí fallar en una semicorche­a.” Daniel Barenboim

 ?? / LUCIA MERLE ?? Reunión cumbre. Barenboim y Argerich, ayer, en el Colón. son los dos exponentes más importante­s de la música que dio la Argentina.
/ LUCIA MERLE Reunión cumbre. Barenboim y Argerich, ayer, en el Colón. son los dos exponentes más importante­s de la música que dio la Argentina.

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