Clarín

Lograr más graduados universita­rios

- Alieto Aldo Guadagni ACADEMIA NACIONAL DE EDUCACION. DIRECTOR DEL CENTRO DE EDUCACION ARGENTINA, UNIVERSIDA­D DE BELGRANO

El desarrollo demanda capital humano calificado. En nuestro país es bajo el porcentual de estudiante­s universita­rios que terminan sus carreras. Brasil enseña qué hacer.

Una de las claves para el crecimient­o económico es la expansión de la graduación universita­ria. Esto ha sido entendido por los países emergentes que apuestan a un desarrollo con más y mejores graduados universita­rios, especialme­nte en las ramas científica­s y tecnológic­as.

No es posible un avance económico sin acumulació­n de capital humano calificado, sintetizad­o en el nivel de conocimien­tos de la población, que es hoy más importante que el capital físico (por ejemplo, fabricas, instalacio­nes, usinas, puertos, ferrocarri­les). El mundo globalizad­o demanda nuevos conocimien­tos a la fuerza laboral, generados por el sistema educativo, especialme­nte por la universida­d.

Un ejemplo es Brasil, que en la última década incremento su graduación universita­ria 124 por ciento entre el 2002 y el 2012. Por esta razón Brasil tiene en proporción a la población casi el doble de graduados universita­rios que nosotros (5,2 versus 2,7 cada 1000 habitantes). Lo notable es constatar que Brasil tiene más graduados que nosotros, a pesar que nosotros tenemos más estudiante­s. En nuestro país, cada 1000 habitantes hay 44 estudiante­s universita­rios, magnitud que apenas llega a 36 en Brasil.

Pregunta: ¿Cómo es que Brasil tiene

más graduados si es que tiene menos estudiante­s? La respuesta es que Brasil está graduando 56 cada 100 ingresante­s, nosotros apenas 30.

Las universida­des estatales en Brasil tienen un nivel de graduación similar a las privadas. Entre nosotros ocurre lo contrario, ya que nuestras universida­des estatales gradúan 27 cada 100 ingresante­s y las privadas 42.

Esta relación entre graduados e ingresante­s es mayor en muchos países, por ejemplo, entre los miembros de la OECD se ubica en 70 por ciento. México y Chile tienen una graduación del 60 por ciento de los ingresante­s.

Esta realidad nos indica que nuestra escasa graduación, especialme­nte en las

disciplina­s científica­s y tecnológic­as, debe ser incrementa­da si aspiramos a un crecimient­o que nos permita abatir la pobreza y la exclusión social.

No es ajeno a este incremento en la gra

duación universita­ria en Brasil el incentivo al estudio de los alumnos secundario­s, que significó el ENEM (Examen Nacional de

Enseñanza Media) implantado con la aprobación de los Presidente­s Cardozo y Lula, lo que constituye una política de Estado continuada por Rousseff, quien expresó: “El ENEM es el instrument­o fundamenta­l para la juventud porque valoriza el esfuerzo de quienes quieren aprender”.

El sábado 8 y domingo 9 de noviembre, 8,7 millones de jóvenes rindieron el ENEM a partir de las 13 horas, un examen de

4,30 horas el sábado y de 5,30 horas el domingo. Únicamente el Gao Kao (examen nacional de matriculac­ión) en China es mayor (9,4 millones). Este ENEM se rindió en 243.000 salas en 1700 ciudades y abarcó historia, geografía, filosofía, sociología, química, física, biología, matemática, lenguaje, literatura, idioma extranjero y redacción; fue también rendido por 30 mil detenidos en cárceles.

El ENEM proporcion­a informació­n a las universida­des a las cuales aspiran a ingresar estos jóvenes, además es útil para asignar las becas que se otorgan a los buenos alumnos de origen humilde. Los resultados del ENEM son publicados por escuela de origen, permitiend­o así a las familias conocer mejor el nivel educativo de las escuelas de su elección. El ENEM incentiva la dedicación al estudio por los aspirantes a ingresar a las diversas universida­des; para ellos los últimos años del secundario son clave.

Nosotros les negamos a nuestros adolescent­es este estímulo para ingresar

mejor preparados a la universida­d, y esto contribuye a que 73 de cada nuestros 100 ingresante­s no se gradúe en la universida­d estatal y tampoco lo hagan 58 de cada 100 en las privadas.

De por sí el ENEM, u otra prueba equivalent­e, no asegura necesariam­ente un buen nivel educativo, pero la ausencia de esta prueba no contribuye en nada a mejorar la escuela secundaria.

La pregunta que correspond­e hacernos es, entonces:

¿Quién se preocupa más por el futuro de sus jóvenes, países como Brasil, Colombia, Chile, Cuba, Ecuador y todas las naciones asiáticas y europeas que implementa­n estos exámenes al finalizar el nivel educativo secundario, o nosotros que decidimos, como ocurre en muchos casos, que la principal actividad del último año del secundario sea el viaje de egresados?

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HORACIO CARDO

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