Mirtha, recibida como una estrella
La esposa, el cuñado, la hija y el nieto vinieron a Mar del Plata, al homenaje a Daniel Tinayre que aquí armó el Incaa. Obviamente, el impacto mayor lo produjo Mirtha, que llegó para acompañar la proyección de La patota, un filme dirigido por Tinayre que la tiene como protagonista. El público la esperó de pie. Y aplaudió el ingreso junto a su hermano, José Martínez Suárez, presidente del festival, su hija Marcela y su nieto, Nacho Viale. “Van a ver una película preciosa -dijo con su voz inconfundible- audaz y adelantada para su época”. En la pantalla, reinaba la imagen de Tinayre. “Gracias tío José, por todo esto”, dijo Marcela. Y contó que ella era muy chica cuando se filmó, y que fue la primera vez que vio a sus padres trabajar juntos. “Mi mamá no”, cuenta que gritaba frente a las duras escenas del filme. Después, anunció que se viene la remake, con producción de “Nachito” y Dolores Fonzi en el papel que hizo Mirtha. Y el presidente, fiel a su estilo, le gastó un vieja broma a su hermana. “Acá estamos los Martínez Suárez, y aquí mi hermana mayor”. Luego aclaró, porque sino Mirtha lo mataba. También Ezequiel Acuña presentó su filme, La vida de alguien. “Necesitaba hacer una película de una banda de rock”, dijo Acuña. Melancólico, es el último filme argentino de los tres que participan en la Competencia Internacional. Acuña cumplió su sueño y, como siempre, integró a sus amigos en él. Un filme con azar o cursilería, un rescate, de un disco perdido, de una amistad que se esfumó, de una juventud que son olas de frescura. Conciencia de la pérdida, y recuperación, pero recuperación distante, fría como la playa de invierno en Mar del Plata, donde transcurren varias escenas. En las actuaciones, es la cuarta película de Santiago Pedrero con Acuña, y también está el Gordo, amigo de la infancia. Son historias de vida, atravesadas por el cine y la música, compuesta por los uruguayos de La Foca, un viejo hallazgo de Acuña, y una estética de videoclip con letra de canciones que cuentan en cámara lenta. Historia colectiva y esfuerzo compartido.