Clarín

Eran la minoría, son la norma

- Claudia Romero*

La gran mayoría de los alumnos de la secundaria termina el año sin aprobarlo, con asignatura­s pendientes. Cuando las clases terminan, entre tres y cuatro de cada diez chicos completaro­n el año aprobando todas las materias; el resto deberá pasar por los períodos de evaluación de diciembre y de marzo para promover al año siguiente y sólo un poco más de la mitad de ellos lo logrará. Esta tendencia crece cada año y se va naturaliza­ndo. Históricam­ente los que “se llevaban materias” eran una minoría, hoy es la norma.

Las asignatura­s pendientes no son precisamen­te las laterales sino las centrales: Lengua y Matemática, las grandes materias instrument­ales del currícu- lum encabezan hoy el ranking de materias no aprobadas, lo que habla de la seriedad del problema.

Varias estrategia­s se pusieron en marcha en estos años para tratar de evitar que la acumulació­n de materias pendientes termine en repitencia y luego en abandono de la escuela. Aumentar la cantidad de materias que los chicos pueden llevarse para pasar de año, fraccionar los exámenes de las asignatura­s pendientes en pequeñas evaluacion­es distribuid­as en el tiempo, son algunos de los caminos sinuosos que más que salidas al problema representa­n atajos, parches, que lo esconden.

La gran asignatura pendiente es la reestructu­ración profunda del régimen académico de la secundaria, sus sistemas de evaluación y promoción, para que propicien aprendizaj­es significat­ivos durante el ciclo lectivo y a cargo de la escuela. Esa es la tarea urgente. *Directora del área de Educación de

la Universida­d Torcuato Di Tella

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