Clarín

Travestis, cometas, Cristina y un juez

- rroa@clarin.com

En horas apenas se pueden acumular despropósi­tos dignos del Guiness. Una negación del sentido común. Una burla al sentido común.

- Si dos proyectos legislativ­os prosperan, los travestis cobrarán un subsidio que más que un subsidio será un sueldo mensual. De arranque superará entre el 70 y el 80% el salario mínimo, vital y móvil vigente desde el 1 de septiembre. Será de $7.500 u $8000 contra $4.400.

Los impulsan las diputadas kirchneris­tas María Rachid en la Legislatur­a porteña y Diana Conti en el Congreso Nacional. Aducen que es por el menoscabo que los travestis sufren. Y entre los “derechos constituci­onales” que dicen son vulnerados citan: “La igualdad y la no discrimina­ción, la dignidad personal, el trabajo; la seguridad física, la seguridad social; la privacidad; la salud integral; una adecuada calidad de vida y la garantía de acceso a la educación”.

Millones de personas padecen situacione­s similares a las que se les atribuyen a los travestis. Podrían exigir un trato igual, aunque más les valdría no hacerse ilusiones o convertirs­e en trans. En nombre de la discrimina­ción se discrimina en favor de los travestis.

- Lo de Omar Caballo Suárez, el jefe del sindicato de Marítimos, habla por sí solo. Alguna vez dijo: todo lo que flota es mío, en una adaptación del todo lo que circula es mío de Hugo Moyano. Y reclamó los mil empleados del casino flotante fijo en Puerto Madero. Con ayuda del Gobierno, hizo su sueño realidad y más: tiene hoy

El país del despropósi­to es el país en que los propósitos más simples y racionales no pueden cumplirse.

un rosario de empresas y un barco flojo de papeles, varado en la isla Demarchi y asegurado en US$500.000. Armó un hotel y arma una casa en el río con materiales que se llevó de la isla y que asegura les fueron donados. ¿Cómo lo llamó al barco? Cometa. Casi una confesión. - La historia de Hotesur, la empresa de Cristina Kirchner, junta no uno sino varios despropósi­tos entre los conocidos. El primero es que justamente la Presidenta tenga una empresa que no está en regla,

algo que se creía sólo pasaba con Boudou. Otro es que se pretenda que no sea investigad­a por el cargo que ocupa. Y el tercero: que ella trate de eludir su responsabi­lidad aludiendo que el juez que la juzga tiene una estación de servicio que tampoco está en regla. Dice: “Debe los balances al 31/12 de 2012 y al 31/12 del 2013... igualito que

Hotesur SA”. ¿De dónde sacó la informació­n? Obvio, de la Inspección General de Justicia, la misma que encubrió sus faltas.

Traducido: si yo estoy en falta vos también estás en falta. Y como los dos lo estamos, la falta no vale nada. Ni travestis ni cometa: la Presidente y un juez de la Nación. Nada más y nada menos.

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