Clarín

José Campusano, argentino en Competenci­a en el Festival de Mar del Plata.

Presenta en competenci­a “El Perro Molina”. Y dice: “Siempre apostamos a la calidad”.

- MAR DEL PLATA ENVIADO ESPECIAL Horacio Bilbao hbilbao@clarin.com

José Campusano ( Vikingo, Fantasmas de la ruta) llegó con todo a Mar del Plata para presentar El Perro Molina. Todo significa que está él y casi una decena de actores no actores. No era para menos, por primera vez participan de la Competenci­a Internacio­nal. Ahora, sentados en el café de la sala Astor Piazzolla, armamos una entrevista multitudin­aria. Son un equipo, hay que tratarlos como tal. Entonces resulta una charla colectiva en la que Campusano lleva la voz cantante.

Pero vean la foto de esta nota, una voz coral. Dicen que se puede hacer un cine distinto. Y critican a los lobbys que determinan qué películas están. Podemos acusarlos de conspirati­vos, pero van a contraatac­ar. Campusano sostiene que Cine Bruto, su productora, no necesita esos factores de legitimaci­ón. “No producimos para el canon que ellos premian”. Y cuando habla de ellos le pega a las clínicas de guión, los fondos de coproducci­ón, la prensa y la premiación. “Es obsceno que las distribuid­oras manejen la programaci­ón” dispara. Y aclara que Mar del Plata escapa a ese canon. “Estamos por el cine regional y por el cine comunitari­o”, advierte.

¿Existe el campusanis­mo? No, hay un regionalis­mo. Hace 10 años el 97% de las películas eran capitalina­s. Hoy, en nuestro festival Cine con riesgo, recibimos 52 películas regionales. Las capitales del mundo aglutinaro­n a las élites, manejan la literatura, el cine, la historia y los medios de comunicaci­ón. Filtran la historia de los pueblos. Hasta cierto punto manejan la difusión. Las periferias no tienden a contar. Pero nosotros compramos cámaras, grúas, islas de edición, podemos producir. Acá se escucharon algunos lamentos por la profesiona­lización de Campusano. Si hubiéramos tenido estos equipos antes, los habríamos usado. Siempre apostamos por la calidad. Hay que romper esa idea de que lo comunitari­o debe ser precario. Puede ser excelente desde la forma, el contenido, e innovar. A aquéllos que nos sigan por precarios, les digo que hagan su propia película. Este es un proceso del que yo soy parte, no vamos a frenar. Son catalizado­res de historias de la periferia. Nos basamos en anécdotas, conocimien­to de campo, en historias de otros. Y ponemos a disposició­n nuestro oficio narrador. La fuerza de la anécdota rompe el corsé del intelecto. Habla de un conocimien­to social, que determina que seamos quienes somos. ¿Qué función social cumple una película como “El Perro Molina”? Autocrític­a. El problema somos todos. ¿No lo vemos? Hay una lectura de nuestras problemáti­cas que es funcional a ciertos intereses, que prefieren que nada cambie. Apos-

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina