Clarín

El transporte tardó en normalizar­se y las demoras llegaron hasta el mediodía

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El horario unió y dejó varados tanto a los que volvían de trabajar del turno noche como a aquellos que necesitaba­n un tren, un subte o un colectivo para cumplir obligacion­es y rutinas. En los alrededore­s de Constituci­ón, una gran sala de espera durante la madrugada, hubo personas que tuvieron hasta cuatro horas de demora para viajar. Nerviosos. Cansados. Los colectivos fueron los más veloces y puntuales en retomar recorridos. Pero a los del tren no les quedó otra que esperar un poco más. A las 7, el Roca todavía no funcionaba, afuera había mucha tensión y cada vez más usuarios reclamaban del otro lado de las rejas. Así estuvieron hasta las 7.20, cuando finalmente las abrieron y se anunció la salida del primer servicio para las 7.24. “Estoy esperando desde las tres para viajar”, contó Diego Alvarez. “Yo no cobro ningún bono y vine caminando desde Santa Fe y Pueyrredón hasta acá para esperar dos horas más, es una vergüenza que el Gobierno no haya puesto transporte­s alternativ­os si ya sabía que esto iba a pasar”, se quejó otro pasajero. En Once, el panorama era similar. Con el hall abierto desde las siete, y lleno de personas esperando, el primer tren en salir entró despacio y partió del andén 5 a las 8.59 con destino a Paso del Rey. Liniers fue uno de los focos que sufrió las demoras del tren que une Once con Moreno. Los colectivos recién apareciero­n a las 7.40. Sí se veían micros truchos que cobraban entre 10 y 20 pesos. También empezaron a verse de a poco en Belgrano, donde la línea 59 y la 152 fueron las primeras en subir pasajeros en Cabildo, donde había largas filas. El Mitre arrancó bien, pero el Urquiza y el San Martín tuvieron demoras toda la mañana. Desde el Puente Puey- rredón se veían pasar colectivos llenos, que ya no paraban desde Lanús. También se acumulaban filas en las combis, una de las pocas alternativ­as. Los subtes tuvieron su propia mañana de furia. Las líneas By C demoraron en volver a funcionar. El C tardó 4 horas en normalizar­se. Antes hubo empujones, insultos, gente descompues­ta y tensión con empleados de la empresa, sindicalis­tas y policías de la Metropolit­ana. En el D hubo un tren cada media hora hasta las 9 y después estuvo parado por el corte de luz. El A anduvo a tiempo, pero el E también tenía retrasos.

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GUSTAVO GARELLO Amontonado­s. Un vagón de la línea C cuando todavía funcionaba con demoras, con los pasajeros uno encima del otro.

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