Clarín

Algo huele mal camino al 2015

Llamadas a Aníbal y a Alak que parecen no decir mucho pero lo dicen. Historias de un tormentoso fin de ciclo.

- ricardoroa@clarin.com Ricardo Roa

Aníbal Fernández recibe un llamado que lo sorprende. Hace tiempo que no habla con quien lo llama y más tiempo que no la visita. Pide el auto oficial y va rápido a Olivos. Lo espera otra sorpresa: debe apagar los celulares y dejarlos antes de ir a caminar con Cristina por los jardines de la Quinta y enterarse de que habrá relevos en la ex SIDE y de que él será el secretario general de la Presidenci­a. El relato parece no decir mucho pero lo dice. Los teléfonos apagados y dejados de lado revelan la realidad o los temores de la Presidenta: la están espiando a ella, al menos cuando habla con sus funcionari­os. La ex SIDE es la que escucha y esto explica uno de los porqué de los relevos.

En otro lado, hay otro llamado. El camporista Julián Alvarez le informa a su superior Julio Alak que acaban de sacarle a Juan Martín Mena, su jefe de asesores. Irá a la ex SIDE como segundo de Parrilli. El llamado puede no decir mucho pero lo dice: La Cámpora ha participad­o de los cambios.

Mena es profesor en Derecho y fue un alfonsinis­ta periférico en la facultad hasta que se enroló en el kirchneris­mo. Trabaja con Alejandro Slokar, discípulo de Zaffaroni. Mena y Slokar han redactado el nuevo Código Procesal Penal.

Uno viene del mundo académico, otro es del mundo del poder. Mena es esa clase de persona de la que se dice que se lleva bien con casi todo el mundo. Alvarez es la clase de persona sobre la que tampoco nadie discrepa: arrogante, agresivo y poco o nada preparado para la función que ejerce.

El otro porqué de los cambios es, de todos los porqué, el más importante: el escándalo en Hotesur, la empresa de negocios hoteleros de Cristina sospechada de negocios con Lázaro Báez e investigad­a por el juez Bonadio. Lo que ha salido a la luz es sólo una pequeña parte.

Como una manera de defenderse y contraatac­ar, Cristina pidió a la ex SIDE datos sobre Bonadio. O mejor dicho: puntos flacos del juez. Lo que buscaba no se lo

dieron ahí. Lo encontró Alvarez: Bonadio tenía parte de una estación de servicio que no estaba en regla. La informació­n vino de la Inspección General de Justicia, la misma que encubrió las faltas de Hotesur y que destruyó el archivo de Boudou.

Ayer Cristina hizo desplazar a Jaime Stiuso, pieza clave en la ex SIDE enfrentado a Milani, el jefe del Ejército que montó su propio servicio de inteligenc­ia.

Hay en todo una pelea por el manejo de los espías y por el manejo de la caja negra. Y otra ya lanzada que obsesiona más a Cristina: maniatar a los jueces rebeldes, que es igual a sacarlos de la cancha.

Son historias cruzadas de un inevitable y tormentoso fin de ciclo.

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