Clarín

El estrés de fin de año lleva más gente al diván

En los hospitales públicos se disparan las consultas y los psicólogos tienen sus agendas fuera de control por la llegada de nuevos pacientes. Qué hacer para bajar los decibeles.

- Ezequiel Viéitez evieitez@clarin.com

Es una fija. El bajón de fin de año siempre vuelve y para muchos es inevitable. Los psicólogos lo admiten: en diciembre se suman pacientes nuevos y a los que ya estaban hay que apuntalarl­os más. “Entre los colegas es un clásico. Este es un mes de alta demanda. Se trata de una época de repasar el año, de ver qué salió bien y qué salió mal, y el resultado puede golpear el ánimo”, reconoce Ricardo González, médico psiquiatra de la Asociación Psicoanalí­tica Argentina (APA).

La angustia se despierta porque no se cumplieron las metas que se habían fijado meses atrás. Desde un salto profesiona­l, pasando porque los números no cierran para salir de vacaciones hasta el desafío de la cena navideña o de fin de año con familiares dispuestos a polemizar. Así, como reza el saber popular, a muchos les gustaría ir a dormir el 23 de diciembre y levantarse el 2 de enero. Todo pesa: el trabajo, los proyectos no concretado­s, las deudas no canceladas, los regalos que hay que ir a comprar, una mu- danza, las ausencias. Y hay datos concretos: en el Hospital Municipal de San Isidro, donde funciona un servicio de estrés, las consultas aumentaron el 30% desde el 20 de noviembre pasado (ver aparte). Y casi no existe psicólogo que en estos días no llame a un paciente para reordenar las sesiones porque la agenda se le descontrol­ó.

El psicólogo Santiago Gómez, director del Centro de Psicología Cognitiva y de la web Decidir Vivir Mejor, cree que hay personalid­ades que padecen especialme­nte esta fecha. “En nuestra cultura, la gente tiende a mirar más lo que faltó. Entonces, deposita sus pensamient­os en forma selectiva en eso que no funcionó”. Gómez cree que el gran trabajo del terapeuta es corregir la mirada. “Se intenta que abandonen el autojuzgam­iento y que tomen una actitud más proactiva, antes que culparse. ¿Un ejemplo? Si este año anduve flojo en la práctica de deportes, me voy a proponer empezar el nuevo año reforzando la práctica de ejercicio, sin culparme por lo que pasó”, explica.

González cree que este “bajón” no puede provocar una depresión clínica por sí mismo y que, normalment­e, se va con el correr de los días. “Lo que sí puede ocurrir, es que sea el disparador de una depresión que ya se venía gestando. En esos casos, hay que trabajar con más tiempo. Quizá el paciente tenga una herencia negativa y sus objetivos mal calibrados”.

Pero, ¿por qué fin de año es una época de crisis? González señala: “Se vive cierto desequilib­rio, por- que las cosas no siguen acomodadas del mismo modo. Aparecen feriados, fiestas de fin de año, la proximidad de las vacaciones y un límite simbólico: el cambio de año. Eso desacomoda un poco”.

En los gimnasios también se ve. Mario Pérez, alias “Voluntad de Hierro”, un entrenador personal en varios gimnasios porteños, lo explica: “Muchas personas llegan con un nivel de ansiedad desme- dido. En pocas semanas quieren tener el cuerpo que no pudieron trabajar a lo largo del año, para ir bien a la playa”.

En ese caso, también se necesita una calibració­n emocional. “Trato de explicarle­s que tienen que tener un plan de trabajo a mediano plazo, pero les fijo metas pequeñas, que se pueden alcanzar en pocos días. Algunos avances se notan rápido y eso estimula”, señala. Entonces, el cuerpo ideal no se consigue en 20 días de gimnasio, pero sí adelgazar unos kilos . Y ahí renace la energía.

En algún punto, lo que dice Pérez se conecta con la mirada que tienen los psicólogos. El entrenador explica: “Nunca hay que tentar con objetivos desmedidos, porque el desengaño está a la vuelta de la esquina. Todo pasa por sostener la motivación. Para que sea posible, hay que tener metas cercanas y realizable­s. Y la manera de mantener la energía arriba es mostrar que la realidad es modificabl­e y que con el correr de los días se empiezan a acumular las pequeñas batallas que se ganaron. Tener la actitud correcta es clave”.

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Falta poco. El 2014 se va muy lentamente y la gente en la calle comienza a sentir el peso de un año intenso. Es hora de renovar energías para encarar un nuevo año. NESTOR SIEIRA

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