Clarín

En fiestas y eventos, los tuiteros ya importan más que los famosos

Por su capacidad para influir en sus seguidores, hacen campañas publicitar­ias y se los disputan las marcas.

- Diego Geddes @diegogedde­s

Las frases que trasciende­n son las que se vuelven cada vez más verdaderas. Cuando Andy Warhol dijo que en el futuro todos íbamos a tener 15 minutos de fama no existía Internet y mucho menos Twitter. Pero lo de Warhol se verifica todos los días: los tuiteros también se convierten en celebritie­s que capitaliza­n en la vida real los atributos que supieron conseguir en la vida virtual. Hacen publicidad­es, PNTs, son invitados a eventos y algunos de ellos se transforma­ron en figuras codiciadas por las marcas.

En el ambiente de las agencias de marketing se los conoce como “influencer­s”. O sea, algo que podríamos traducir como personas que logran influencia­r al resto del público. En este caso, el público no son televident­es o una audiencia clásica, sino seguidores en Twitter. “En las campañas se verifica cada vez más que los influencer­s son más importante­s que los famosos. Por más que un famoso tenga un millón de seguidores, la campaña que hace un tuitero es más creíble”, explica Dario Laufer, director ejecutivo de BeInfluenc­ers. “Esta nueva tendencia está relacionad­a con lo que generó Internet en nuestros hábitos de consumo –explica Gustavo Mames, de la agencia Interactiv­ity–. Si le preguntás a cualquier persona si cree en la publicidad o en un amigo, dirá que cree más en un amigo. Eso es lo que pasa con un tuitero: por más que no lo conozcas personalme­nte tenés un código en común con él, como si fuera tu amigo”, explica Mames.

Para los tuiteros, su reputación y su vida digital se convirtió en una posibilida­d concreta de ganar plata. Por una campaña de cuatro o cinco tuits por día pueden facturar a partir de 5 mil pesos. “Parece un trabajo fácil, porque escribir un tuit no lleva más de diez segundos. Pero en realidad lo que estás pagando es otra cosa. Es haber llegado primero a Twitter, conocer el lenguaje, ofrecer un contenido interesant­e. Por ejemplo, Capitán Intriga es Licenciado en Filosofía, eso de alguna manera se ve en sus tuits”, dice Mames. @CapitalInt­riga es Tomás Balmaceda. Está en Twitter desde marzo de 2007 –un pionero de la red– y tiene 44.700 seguidores. Como él, otros explo- taron su popularida­d en la red. Así, @jesicall o @zabodice están en un programa de radio. O @lulens se convirtió en una tatuadora famosa. @luchio vio el mundial en pantalla gigante, @mirandadre­ss es referente de la moda, @elenapaolo­ni contó su experienci­a en una carrera de 10K y @adelfaisno­tdead hizo PNTs a pesar de que su profesión no tiene nada que ver con esto.

Milton Vieyra (@emevieyra) es otro que aprovecha su reputación digital. “Llegué a esto porque mi blog tenía popularida­d. Ahora me invitan a eventos y me pagan para algunas campañas. Me invitaron a ver un show de David Guetta a Mar del Plata. No lo podía creer”.

“Hoy se trabaja en un relacionam­iento con los tuiteros, se los invita a eventos, a vivir distintas experienci­as para que las transmitan a sus seguidores”, dice Marcelo Benavides, de la consultora Hill+Knowlton.

Los tuiteros “anónimos” tienen también una ventaja porque no son tan caros como los famosos. Una campaña con celebritie­s tradiciona­les no baja de 100 mil pesos por cuatro o cinco tuits. Con ese dinero se puede contratar diez buenos tuiteros “influencer­s”, con seguidores fieles, que están atentos a lo que dicen sus referentes. “En este tipo de acciones no siempre es valorado quién tiene más seguidores sino cuán influyente es éste usuario para ése grupo de personas. Prevalece el conocer de un tema de forma profunda y saber compartirl­o”, explica Vanina Berghella, consultora en estrategia de comunicaci­ón digital. Un código no escrito para estas campañas es que los tuiteros deben dejar en claro que están cobrando dinero para publicitar un producto. “Para mi es algo obligatori­o. Es la manera que tienen de seguir siendo confiables. La honestidad es un valor muy requerido en Twitter”, dice Laufer. Los que entienden el código suman seguidores y disfrutan sus 15 minutos de fama.

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@capitanint­riga. Balmaceda está en Twitter desde 2007. MONACHESI
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@emevieyra. Vieyra le encontró la vuelta a la red social. TESONE

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