Bailar y comer, dos pasiones
Bailaora, en “Yo me lo guiso, yo me lo como, espectáculo que reestrena hoy, recrea con gracia su rica historia.
La bailaora Carmen Mesa, que está radicada en Buenos Aires desde hace pocos años, es andaluza y con toda la simpatía radiante que casi inevitablemente, y en el caso de ella muy justificadamente, se asocia con esa condición. Pero además de su simpatía hay otros estratos más profundos en ella. Antes de reestrenar hoy su espectáculo Yo
me lo guiso, yo me lo como, que ya hizo una larga temporada en una sala porteña, Carmen habla de aquellas cosas de su vida que fueron dando lugar a la creación de esta obra tan original: “La idea nació hace más de diez años, por el deseo de mostrar aquello del artista que no se ve: sus sueños, sus miedos, sus luchas. Y que ocurriera en una cocina; yo preparando de comer mientras cuento anécdotas. Que la magia de la escena es la magia, sí, pero para que esté allí han pasado antes muchas cosas, malas y buenas. Sabía que era un proyecto difícil y allí quedó.
¿Y después?
Mucho tiempo después le dije a la directora Gina Piccirilli, que tiene su propia sala en el barrio de San Cristóbal: “Tengo una idea un poco loca para contarte”; me escuchó y me dijo “yo quiero dirigirlo”. En fin, salió porque tenía que salir. Eso fue un viernes y ya el lunes estábamos en su teatrito ensayando; pasamos un año trabajando. Y Gina luego llamó a Erica Halvorsen -la autora que escribió Hija de Dios, el unipersonal de la hija de Maradona- para proponerle que escribiera un libreto. A Erica le gustó la idea pero lo vio como un proceso difícil; se trataba de hablar de mí, pero no soy la típica andaluza graciosa, que viva Sevilla y esas cosas. Me hizo varias entrevistas para que yo viera cómo quería hablar de mi familia, de mi padre -que era un hombre muy trabajador, un encanto, pero que le gustaba su vinito-, y de aquellos momentos que no fueron tan lindos. Yo tenía muchas cosas escritas, siempre escribo, y se las di. De ahí salieron muchas anécdotas de la obra, pero lo importante no es mi vida, sino cómo se la cuenta. Así que nos reunimos las tres y después se unieron los músicos.
¿Estás radicada en Buenos Aires?
Llegué en 2007 porque me enamoré de un argentino. Me separé hace tres años y hasta ese momento iba y venía. Pero luego me di cuenta, personal y artísticamente, de que tenía que quedarme aquí. Entonces esta obra es un agradecimiento a esta tierra y también a mi tierra, es muy de verdad. No me creo una actriz, no; yo soy bailaora. Pero una bailaora que baila, cuenta y también canta. Nunca he sido tan libre en el escenario.
¿Preparás comida de verdad? Por supuesto. Voy haciendo un pollo al ajillo y después se lo sirvo al público, como tapas.
La obra va viernes y sábados a las 21.15, en el Teatro de la Comedia (Rodríguez Peña 1062).