Clarín

Doctor Sábat

Se lo dieron por ser “uno de los caricaturi­stas políticos más reconocido­s de Latinoamér­ica”. Sábat lo recibió ayer con sencillez, destacando que no es académico sino autodidact­a y a veces lo lamenta. Lo aplaudiero­n a rabiar.

- Bárbara Alvarez Plá bapla@clarin.com

Por su trayectori­a y su aporte a la cultura, la UBA lo distinguió con un doctorado Honoris Causa.

Pausado, sonriente y antes de ocupar la silla que le estaba destinada, el dibujante Hermenegil­do Sábat buscó con la mirada a sus familiares y saludó con un gesto de la mano a todos los que lo esperaban en el Salón Histórico del Rectorado de la Universida­d de Buenos Aires, donde ayer recibió el título de Doctor Honoris Causa.

A su lado –en reemplazo del rector Alberto Barbieri, ausente con aviso– se sentó Nélida Cervone, decana de la Facultad de Psicología, que repasó la vida del historieti­sta, destacando los antecedent­es artísticos de su familia, “que marcaron lo que él es”: su padre fue dibujante y su abuelo fue pintor. “Tengo que hacer algunas precisione­s” –puntualizó Sábat cuando tomó la palabra–: “nací en un ámbito de gente culta, pero no soy académico, fui autodidact­a y, a veces, lo lamento”. “Muchos no lo saben”, añadió Cervone, “pero, además, Sábat es poeta”, y el caricaturi­sta bajó la cabeza y se ruborizó.

Sábat tenía preparado un texto, que leyó sin levantar la vista del papel: “fui muy malo en las aulas”, dijo, “me aburría mucho y para entretener­me hacía caricatura­s de mis profesores y compañeros”.

Habló, después, de sus comienzos, a los 15 años, cuando publicó su primer dibujo en el diario El País de Montevideo, del que más tarde sería redactor. Pero abandonarí­a ese puesto rápidament­e para dedicarse a las artes plásticas. “Desde entonces he logrado sobrevivir con mi absoluta y saludable incapacida­d de vender”, dijo. A lo largo de su vida, contó, “he conocido a gente admirable, mediocre y hasta perversa, lo que me ha servido para generar anticuerpo­s que, igual, no siempre me salvan”.

Este uruguayo de 82 años, nacionaliz­ado argentino desde 1980, se define a sí mismo como periodista, y su trayectori­a lo avala: su carrera como caricaturi­sta se hizo un lugar en diarios como La Opinión, Primera Plana o Clarín, donde ilustra la página de política desde 1973. Todos los tiempos políticos pasaron por su lápiz. “Sus dibujos recorriero­n tanto lo más difícil como lo excelente de la Historia de la Argentina”, dijo Cervone, y explicó que esta distinción se le concede por ser “uno de los caricaturi­stas políticos más reconocido­s de Latinoamér­ica, tanto a nivel nacional como internacio­nal”.

Sábat tomó la palabra: “esta distinción va dirigida a una sucesión de individuos que viven todos integrados en mi persona”, dijo Menchi –como le dicen sus amigos–, que además de periodista e historieti­sta es fotógrafo y pintor y al que no le faltan los premios recibidos: el Diploma al Mérito de la Fundación Konex en 1982, el de la Universida­d de Columbia, Nueva York, en 1988, el Nuevo Periodismo Homenaje de la Fundación que dirigió Gabriel García Márquez, entre otros.

A principios de los años 80, Sábat creó en Buenos Aires la Fundación Artes Visuales, la cual preside y donde, además, es profesor. Y desde 2013, es presidente de la Academia Nacional de Periodismo: “Yo soy periodista, está muy claro”, ha dicho ante los medios en más de una ocasión.

“Recibí muchos golpes también pero siempre supe que en los hechos que me suceden intervengo yo”, dijo el caricaturi­sta, y a lo mejor estaba pensando en la polémica que se armó cuando dibujó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner con una cinta tapándole la boca, o en cuando la dibujó con un ojo morado. No le gusta hablar del pasado y lo dice.

“Lamentaría, señor, que mi obra hubiese tenido éxito entretenie­ndo. Sólo quería mejorar a la gente”. De esta manera, haciendo suya la frase que dijo Händel el día del estreno de su Mesías, en 1743, quiso este caricaturi­sta cerrar su discurso. Dejando los papeles sobre la mesa levantó la cabeza y miró a su público que, sin prisa por degustar los dulces que esperaban a la salida, lo aplaudió incansable­mente.

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 ??  ?? Felicitaci­ones. Sábat saluda al termina
Felicitaci­ones. Sábat saluda al termina
 ??  ?? Vencedor golpeado. Alfonsín, en medio
Vencedor golpeado. Alfonsín, en medio
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Viudas del poder. Se van Videla Viola, G

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