Clarín

Caso Fayt: el autoritari­smo de la cultura del apriete

Si Fayt hubiese votado de forma más cercana al kirchneris­mo, esta historia no la estaríamos viviendo

- Juan Curutchet Vicepresid­ente del Banco Ciudad. Miembro del PRO y de Será Justicia

El embate contra el ministro de la Corte Carlos Fayt es fruto de un profundo autoritari­smo por parte del oficialism­o. Atacar a la Corte equivale a atacar al sistema republican­o.

En esta instancia el rol de la sociedad y de los medios de comunicaci­ón es clave. Cada vez que la opinión pública se manifestó y se comprometi­ó con una causa cívica, el kirchneris­mo vaciló. La participac­ión ciudadana aumentó la visibilida­d del atropello institucio­nal, incrementó el costo a la afrenta de la Constituci­ón y muchas veces fue decisiva, como por ejemplo, cuando frenó la destitució­n del fiscal José María Campagnoli.

La ofensiva del Gobierno sobre Fayt en los próximos días irá escalando. Buscarán denigrarlo como hicieron con el fiscal Alberto Nisman. Nunca han tenido límites éticos. El cuestionam­iento es obvio, que a los 97 años no tiene la misma vitalidad de años atrás, pero no

se lo juzga por sus años sino por su ca- rácter de juez independie­nte. Le plazca o no al oficialism­o, la Constituci­ón lo habilita para continuar en el cargo y sus sentencias han seguido siendo de suma importanci­a, como en la ley de medios, donde se pronunció en disidencia.

Además, estoy seguro de que si Fayt hubiese votado de forma más cercana al kirchneris­mo, esta historia no la estaríamos viviendo. Si se sospechase proclive a Amado Boudou en el caso Ciccone, o benigno en el caso Hotesur este debate no se hubiera planteado. Sin dudas, Fayt ha representa­do para el Gobierno un hueso duro de roer, y sus fallos siempre fueron una piedra en el zapato del kirchneris­mo, como antes lo fueron frente a desvíos de gobiernos precedente­s.

Este accionar del poder de turno hay un claro intento de condiciona­r a la actual Corte Suprema y obtener vacantes para completarl­a con nuevos miembros más afines a los intereses políticos de un gobierno que está en plena retirada.

Con esta nueva agresión al Estado de Derecho, a las institucio­nes y a la división de poderes, la Presidente y sus fanáticos seguidores se enlazan con la más triste tradición autoritari­a vernácula. En su objetivo de aferrase al poder y controlar a la Justicia aún luego de vencido el mandato presidenci­al, el kirchneris­mo vuelve a dejar sobre la mesa su ambición desbocada y su patoterism­o como cultura del apriete y de construcci­ón de poder.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina