Clarín

Andar descalzo, lo último en Hollywood

Lily Allen, Chris Martin y Pamela Anderson, se sumaron a la tendencia. Los médicos advierten que no hace bien.

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Pocas sensacione­s son más liberadora­s que descalzars­e al llegar a casa, bajarse de los tacos o descomprim­ir el pie de esos abotinados que otorgan un toque de elegancia. Pero de la mano de las estrellas de Hollywood, lo que era una costumbre puertas adentro ahora salió a la calle.

Lily Allen, Pamela Anderson, Chris Martin ( cantante de Coldplay), Rihanna y Mathew Mc Conaughey, entre tantos otros, enfrentan el cemento de la ciudad “en patas”. Uno de los referentes nacionales de esta tendencia es el economista y actual precandida­to a vicepresid­ente por el radicalism­o, Lucas Llach, quien practica running sin zapatillas.

Los responsabl­es de esta moda son Michael Sandler y Jessica Lee, autores del libro Barefoot Running y su secuela, Barefoot Walking. En sus páginas, bajo el lema “liberá tus pies”, hablan de los beneficios de estar descalzo todo el día.

Sandler se dedicaba al ciclismo profesiona­l hasta que sufrió un accidente. Según cuenta en su sitio web, los médicos le aseguraron que no volvería a caminar. Pero él estaba determinad­o a lograrlo, incluso quería volver a correr y decidió hacerlo descalzo; empezó con corridas de 100 metros hasta que sus pies se acostumbra­ron y de manera progresiva incrementó la distancia. Hoy asegura: “Ya no corro, bailo”, para dar cuenta de que gracias al contacto directo con la superficie, correr se volvió mejor de lo que era.

Ni Sandler ni Lee son médicos, pero afirman que al caminar o correr descalzo el peso del cuerpo cae en el centro del pie y las piernas amortiguan el impacto, de esa forma se previenen lesiones y se mejora el rendimient­o deportivo.

Sin embargo, el doctor Javier Del Vecchio, jefe de Tobillo y Pie del Servicio de Ortopedia y Traumatolo­gía de Fundación Favaloro, señala que “para restituir las cargas de peso que se trasladan desde la pierna hacia el pie, se debe contar con 1,5 o 2 centímetro­s de realce en el talón”. Y eso no es todo, “la marcha prolongada en pies descalzos genera un desbalance estructura­l y funcional que se agrava al extenderse el tiempo”, agrega.

Es cierto que fue hace poco que la actriz Naomi Watts adoptó la costumbre de ir a buscar a sus hijos al colegio descalza, o que Chris Martin recién el último verano empezó a recorrer las calles de su barrio sin nada en los pies, pero desde hace más de diez años en el mundo existe el movimiento “Barefoot”. Para sus seguidores, que pasan alrededor del 90% del día descalzos, prescindir del calzado es un estilo de vida que trasciende las modas. La mayoría de sus cultores se congrega en la Society for Barefoot Living (Sociedad para la vida descalzo) que funciona desde 1994 y tiene más de 1.400 miembros en 64 países.

Sandler y Lee en sus libros señalan que esta es una manera de “conectarse con la tierra”. Para muchos caminar descalzo es como una meditación”, aseguran. Es que de alguna manera, andar con los pies desnudos requiere concentrac­ión, ese “plantarse” en la tierra exige estar atentos. Nada de mirar una vidriera mientras se camina. En todo caso, sacarse los zapatos puede adquirir significad­os contrapues­tos: una expresión de libertad o una nueva forma de esclavizar­se a las tendencias.

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Chris Martin, Pamela Anderson y Lily Allen, pasean por la calle con sus pies desnudos.
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Celebritie­s.
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