Clarín

La autora de “Entrevista con el vampiro” vuelve al lado oscuro

Extrañaba a sus vampiros. También habla de su fe en el papa Francisco y pide lugar en la Iglesia para las mujeres.

- Ernest Alós El Periódico

Anne Rice (Nueva Orleans, 1941) se convirtió en la reina contemporá­nea de los inmortales devoradore­s de sangre con su novela Entrevista con el

vampiro (1976) y la posterior adaptación cinematogr­áfica. Hubo diez entregas de sus “Crónicas vampíricas”. Después se extravió entre novelas de ángeles y hombres lobos, regresó a los brazos de la madre Iglesia y abjuró para siempre de los no muertos. Pero Anne Rice ha vuelto al lado oscuro con El

príncipe Lestat. Una voz está llevando a los vampiros a la extinción y Lestat debe salir de las sombras para poner orden en su mundo. La novelista, que vendió sus tres mansiones de Nueva Orleans y vive ahora en una casa más modesta en California, ha contestado desde allí varias preguntas.

–Después de la fiebre de “Crepúsculo” usted retoma el trono del género. ¿Qué opina de esos vampiros adolescent­es y blanduchos? ¿Cree que la gente los recordará como a su Lestat?

–Creo que hay una audiencia ilimitada para las novelas de vampiros. Hay espacio para vampiros adolescent­es, vampiros europeos, poderosos inmortales y vampiros de quienes la gente se enamora.

–Fue la pionera de la ficción vampírica contemporá­nea. Pero tam- bién es autora de ficción erótica bajo el seudónimo de A. N. Roquelaure. ¿Qué opina del fenómeno de las novelas de E. L. James?

–E. L. James se ha apuntando un gran éxito con Cincuenta som

bras de Grey y ha beneficiad­o a todos los escritores de literatura erótica. La locura de Cincuenta

sombras ha demostrado que las mujeres no sentían vergüenza por comprar, leer o hablar de fantasías eróticas. Estoy muy agradecida a E. L. James. Mi serie de la Bella Durmiente había funcionado bien durante décadas, pero gracias a James ahora he llegado a una audiencia más amplia.

–Después de un aparente final de las “Crónicas vampíricas” en 2003, ¿por qué regresa a ellas?

–Pasaron diez años. Tuve muchas experienci­as. Y empecé a

extrañar a mis queridos vampiros ... Lestat, Louis, Armand, todos ellos. Escribí Lestat el vampiro nueve años después de Entrevis

ta con el vampiro. Los autores tienen que descansar de vez en cuando y dejar que se acumule la energía de la historia.

–Ha dicho que “Entrevista con el vampiro” era un “libro negro lleno de desesperac­ión”. ¿Y “El príncipe Lestat”?

–Todos los libros contienen oscuridad y algo de desesperac­ión, unos más y otros menos. El príncipe Lestat abre puertas, y al final hay muchos personajes que se han reunido, y muchas posibilida­des de futuras historias. Entrevista ... era un libro más

oscuro. El príncipe Lestat es más equilibrad­o.

–Después de un largo período en el que dejó atrás su ateísmo y redescubri­ó su fe católica de la infancia, en 2010 dijo que, “en el nombre de Cristo”, dejaba de ser cristiana. ¿Cuál es su postura ahora?

–Creo que Jesús llega a todos nosotros, que nos invita a creer en él, a confiar en él, en llegar a él. No creo que ninguna religión posea a Jesús o controle el acceso a él. Yo le rezo directamen­te desde mi corazón. Noche tras noche le pido que me guíe. Cada mañana le consagro el día a él y le pido que me ayude a ser la persona que él quiere que yo sea.

–Ha criticado el conservadu­rismo de la Iglesia en temas como la homosexual­idad. ¿Le parece que hay esperanza de un catolicism­o más liberal con el papa Francisco?

–Amo a la Iglesia Católica y siempre lo haré aunque no forme parte de ella. Estoy entusiasma­da con el papa Francisco. Espero que aborde pronto muchos asuntos graves, especialme­nte en lo que respecta a las mujeres y a los niños. Los más pobres son las mujeres y los niños. Espero que veamos mujeres sacerdotes, y más respeto por las mujeres de la Iglesia, que durante tanto tiempo han sido ignoradas. Siempre ha habido extraordin­arias santas y místicas, pero ha llegado el momento de que la Iglesia haga algo más que canonizar a mujeres extraordin­arias y se dirija a todas las mujeres que siempre han sido un apoyo vital para ella.

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La gran dama. Anne Rice, en su casa, en California. “Hay audiencia ilimitada para las novelas de vampiros”.

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