Un llamado de atención
Se cayó en una coincidencia entre este equipo de Martino y aquel de Sabella: la irregularidad dentro de un mismo partido. Algunos factores externos pueden haber influido ayer. Quizás un agotamiento impensado y también el desorden consecuente agravado con los cambios de los minutos finales. Más la reacción temperamental de Paraguay, claro. El primer tiempo había marcado nítidamente la diferencia de intenciones entre esta Selección y la anterior aunque varios fueran los mismos actores. Aquí se priorizó la posesión. Y el ingreso de Pastore, un enganche, por Higuaín, un delantero, fue la señal. También se puede ser muy ofensivo desde la elaboración de las jugadas. Aquel equipo de Sabella, el de los “cuatro fantásticos” (Messi, Agüero, Higuaín, Di María) había salido, tal vez, contra el gusto del propio técnico en el partido de las Eliminatorias que se perdía en Colombia y que se dio vuelta con los cambios. En el Mundial, Sabella transformó el funcionamiento en otro, más conservador y preparado para contraatacar. Sin brillos se llegó a la final con Alemania y hasta se pudo ganar el título. Martino arribó con otra idea: posesión, traslado prolijo y sorpresa en el cambio de ritmo en tres cuartos de cancha. La ecuación iba saliendo muy bien ante un Paraguay replegado y aparentemente atemorizado. Ausente Biglia, el “equilibrista” socio de Mascherano, entró Banega, con más despliegue de ataque. Y él y Pastore pasaron a ser los iniciadores de las jugadas. Di María era quien más colaboraba en la recuperación y Messi no usó demasiado su posición más conveniente por la derecha. Todo iba bien. Entraron dos goles (con ayuda ajena) pero pudieron llegar un par más. Todo se derrumbó después. Y pareció extraña la función de Tevez como volante definido. Tendrá que sacar conclusiones serias Martino. La idea será exitosa si se pudiera sostener del principio al fin. Ayer tuvo un llamado de atención.