Un buen árbitro con dos fallas grandes
No me gusta calificar a los arbitrajes, eso lo dejo para los periodistas. Pero sí me gusta analizar las actuaciones en su totalidad. Y ayer el colombiano Wilmar Roldán mostró que tiene autoridad, que es un árbitro creíble, con mucho futuro. No por cualquier cosa fue elegido el mejor de Sudamérica hace unos años, aunque es cierto que viene de un flojo Mundial en Brasil. Si vamos a las jugadas decisivas, está claro que tuvo dos fallas grandes. La primera equivocación es el penal que le cobra a la Selección, porque entiende que Samudio le hace falta a Di María. Hubo contacto, es cierto, pero no fue infracción. Es un roce típico de este deporte. Es más, si sancionó esa, debió haber cobrado penal cuando Da Silva lo bajó a Messi en el área. Por eso creo que hubo una disparidad de criterios por parte de Roldán, dualidad que no le hizo bien a su desempeño en la cancha. Pero insisto, quiero detenerme en el penal que no fue. Porque un minuto antes de esa jugada, hubo una imagen que se vio por televisión y que quiero destacar. En un lateral, Messi se había quedado hablando con Roldán, recriminándole varias cuestiones. Lo llamativo fue que en la acción posterior, el colombiano terminó comprando un penal...
La otra falla que Roldán tuvo es el hecho de no haber expulsado a Derlis González, a quien le correspondía la doble amarilla, por un patadón que le dio a Di María. Primero, González se llevó por delante a Di María. Puede que haya sido para amarilla. Pero el punto es que al minuto siguiente, Roldán quedó en evidencia: González le volvió a pegar a Di María y el juez no le sacó la roja. Ahí se condicionó. Una pena porque había acertado en el resto de las amonestaciones, tales los casos de Otamendi (por jugada temeraria) y Roncaglia (por reiteración de faltas). Y porque había estado siempre cerca de las jugadas, gracias a su buena condición física.
Roldán tuvo presencia para arbitrar, y recibió la colaboración del asistente 2 (Cristian De la Cruz) que marcó tres offsides. No tuvo ayuda de su otro juez de línea (Alexander Guzmán), que en el primer tiempo no vio una mano Haedo Valdez.