Un perdón obligado por la necesidad

Con los reflejos siempre aceitados para encargar encuestas, el PRO detectó en pocas horas una tendencia que los entusiasma: la kirchnerización extrema le resta apoyos a Daniel Scioli. Según los números que blandían anoche, un sondeo entre los votantes porteños recién terminado de procesar, muestra que el gobernador bonaerense perdió 7 puntos de imagen positiva. Al parecer, la llegada de Carlos Zannini a la fórmula es uno de las novedades que más impactó en esa tendencia.

En el macrismo apuestan a que ese efecto se multiplique -acaso mágicamente– entre los principales centros urbanos del país. Confían en una aliada: la Presidenta.

“Ella no va a permitir que Scioli lo esconda a Zannini. La campaña va a ser Cristina, Aníbal Fernández, Sabbatella. Están convencidos de lo que son, y es lo que más nos conviene a nosotros”, describió anoche uno de los estrategas de la campaña del macrismo.

Las noticias del vecindario de enfrente obligaron a Macri a replantear su estrategia, dar varios pasos hacia atrás y volver a 2014, cuando pensaba que Gabriela Michetti era su mejor compañera de fórmula. El nombre de la senadora había sido descartado varias veces, pero Macri terminó convencido de que era la única buena opción que tenía a mano, en un partido que aún no logró construir una reserva de dirigentes con talla nacional.

Michetti, cree Macri, le sirve para dar a la fórmula presidencial la imagen de unidad que necesita una alianza que lleva 17 candidatos a gobernador radicales y nombres provenientes de distintas fuerzas, algunos de ellos “asociados al pasado”, como admiten en el comando de campaña. Le resulta un nombre útil también para diferenciarse del Gobierno. Pero se ve que tampoco quiere exagerar: la fórmula se presentó en medio de un acto de gobierno, durante la inauguración de un tramo de una autopista, una jugada que habría aprobado con fervor Cristina Kirchner.