“My Buenos Aires”, el arte de los porteños conquista París
Un total de 65 artistas muestran estos días sus obras en la capital francesa, en una muestra que abrió ayer.
Parece un positivo acto de migración masiva o una revolución inesperada. Justo en un país donde la tensión con los inmigrantes es alta, en la Bastilla se hace ver y oír el bullicio creativo de 65 artistas argentinos, reunidos en la galería Maison Rouge para la apertura de la muestra My Buenos Aires.
La algarabía de ayer, generosamente regada con champán francés y un tentador buffet, tiene que ver con la ventana al mercado que abre a los creadores argentinos este espacio cultural de 2.500 metros cuadrados, a diez minutos de la Plaza de la Bastilla, en el Boulevard homónimo a orillas del Sena, que recibe un promedio de entre 25.000 y 40.000 personas cada vez que se inaugura una exposición temporaria.
El ministro de Cultura de Buenos Aires, Hernán Lombardi, apostó a este proyecto de exhibición de 65 artistas argentinos como una política de Estado: “Esta exposición abre mercado para nuestros artistas y el arte argentino interesa mucho a los franceses”, dijo a Clarín Lombardi al referirse a lo receptivo que Antoine de Galbert, presidente de la Fundación Maison Rouge, se ha mostrado ante la diversidad del arte contemporáneo argentino: ya tiene algunas piezas argentinas en su colección privada. Según la directora de la Maison, la argentina Paula Aisemberg, “tras esta muestra sumará varias más”.
My Buenos Aires sigue a My Johannesburg (Sudáfrica) y a My Winnipeg (Canadá) que tuvieron lugar en 2011 y 2013, respectivamente. La movida es transcendente para el mundo del arte y la prensa especializada. Tanto que hasta el embajador de Francia en la Argentina, Jean Michel Casa, y su esposa Isabella Palumbo Fossati, historiadora del arte renacentista, llegaron para la apertura. Aterrizaron también varios coleccionistas, galeristas y curadores: Jorge y Marion Helft, Aníbal Jozami (rector de la Universidad de Tres de Febrero) y Orly Benzacar, entre otros. También asistió la embajadora de Argentina en Francia, María del Carmen Squeff, quien se dijo fascinada por la repercusión. Coincidió, al final del día, con la visita de la performer Sophie Calle, que regresó a París tras montar su muestra Cuídese mucho, una de las exposiciones del año, en el Centro Cultural Kirchner.
Antoine de Galbert es un hombre discreto y mundano. Chevalier de las Artes y de las Letras por el gobierno francés, abrió su primera galería en 1987. Su hija Albertine, junto a Paula Aisemberg, son las curadoras de esta exposición. Ambas seleccionaron a los artistas en Buenos Aires con una sola pauta: alejarse de los estereotipos porteños y montar una exhibición que sorprendiera al público francés. “Para cada muestra, la Maison modifica sus espacios y construye escenografías específicas”, comentaron ambas.
Los artistas conforman un seleccionado interesante; algunos hacen su debut en París y otros agregan valor desde su notoriedad en el mundo del arte. Allí están La isla, prodigiosa obra de Eduardo Basualdo: una casa de madera con una atmósfera inquietante producto del juego entre ramas secas, luces y una calavera. O Cartelera, de Elisa Strada, que le exigió a la artista un trabajo de recolección de folletos callejeros para montar un mural gigante donde el color resignifica los materiales.
Un equipo que destacó: el Proyecto secundario Cecilia Maresca, de Villa Fiorito. Un grupo de artistas entre quienes se encuentran Lorena Bossi y Ariel Cusnir, junto a dos adolescentes de una escuela de Villa Viorito, presentaron un trabajo de arte social al convertir los materiales de uso cotidiano en una instalación audiovisual. “Queremos que se conozca nuestro barrio y cómo nos representamos nosotros”, dijeron a Clarín.
La obra de León Ferrari, montada especialmente para esta muestra, ha generado un pequeño revuelo. La Fundación que lleva su nombre, confirmó a Clarín, que están armando proyectos para Berlín, Madrid y París. “Un gran proyec-
to sobre Ferrari que empezaría en el Museo Reina Sofía”, contó una vocera.
En la muestra hay un cruce entre los creadores que avanzan por el camino abierto por los consagrados. Es el caso de Luis Terán, cuyos Tótems dialogan con el mural
0115 de Pablo Siquier, entre otros, mientras Fan, el ventilador de techo de Jorge Macchi arranca trozos de mampostería. Luciana Lamothe montó una una estructura que se sacude al caminar y desemboca en la obra de Nicanor Aráoz, que cautivó ayer con su obra sin título, de su serie Momias negras.
Son 20 los que vinieron. Una de las claves es que sus obras pudieran crearse en la Maison. Por eso varias son sites specific. Además de los artistas mencionados, ayer estuvieron Nicolás Bacal, Gabriel Chaile, Julián D’Angiolillo, Tomás Espina, Martin Cordiano, Lorena Bossi, Ariel Cusnir y Ana Gallardo, que convirtió su desalojo en obra de arte y allí va con su bicicleta cargada con un colchón, sillas y demás enseres domésticos.
Con la apuesta al arte contemporáneo argentino y a las artes escénicas, que tendrá a Buenos Aires como invitada de honor en Avignon en el segundo semestre, la ciudad hace foco en dos tendencias actuales en Francia, a las que ya está adscripta. Ayer, el diario Liberation –que todos los días se ocupa de la situación de la inmigración en Europa– destacó el crecimiento de obras anticonformistas que, en su nudo dramático, acercan el teatro a la realidad de la gente, agitada por estos días.